Quizás este título de un viejo, exitoso y truculento filme de vaqueros sirva para caracterizar los tiempos globales que vivimos. Atropellando las mayores y más nobles leyes nacionales e internacionales varios de los países más poderosos y hasta menesterosos decidieron hacer de las suyas en este viejo oeste desatado en que se ha convertido nuestro planeta.
No es la primera vez que ocurre, pero quizás sí en la cantidad y diversidad con que estos señores actúan. Pero podría unificarse metodológicamente viendo la conexión de muchos con Donald Trump, el jefe del imperio más poderoso de la tierra –hasta que los chinos den con él– y es el que ha demolido una democracia secular, guste o no guste, para hacer las más terribles y arbitrarias fechorías dentro y, sobre todo, fuera del país.
En una suerte de renacimiento del peor despotismo ha decidido ordenar masacrar definitivamente y convertir en zona turística a Palestina –sin palestinos–, tarea a cumplir por el servil Netanyahu y sus huestes sin clemencia; con el natural peligro de incendiar todo el Oriente.
Intenta tomar riquezas de Ucrania y decidir la paz de su guerra, sin contar con ella hasta ahora, todo lo cual en comandita con su compinche el envenenador Putin, tan déspota y voraz como él.
Quiere robarse el Canal de Panamá que, como su nombre lo indica, es de Panamá o hacerse de Groenlandia y ese país ejemplar, Canadá, sin oír la voz de sus habitantes.
Va a deportar millones de migrantes de su país, buenos y malos, y hasta cuenta con un carcelero psicópata que convirtió su pobre nación en un descomunal penal, Bukele (los venezolanos somos los primeros ejemplares del experimento), por unas cuantas monedas y para inclinarse ante el amo.
Europa se rearma, como si no hubiese suficientes misiles y hambre en el mundo, para no quedarse atrás. Supuestamente para proteger del nuevo equilibrio global a la tierra de Aristóteles, Miguel Ángel, Beethoven, la modernidad y la democracia, sin apoyo gringo y con el oso ruso envalentonado.
En América Latina, fuera de Bukele ya citado y el demente anarcoliberal de ultraderecha (sic) Milei, también mal de la cabeza, tenemos, los tres flamantes dictadores como en los viejos tiempos, sin nada de populismo, ya sabemos quiénes.
Es muy probable que China invada a Taiwán en un futuro cercano.
África duerme su largo y triste pesadilla de pobreza y desesperanza en todos los órdenes.
Y faltaría más espacio para lo mucho que falta subrayar. El horror de Sudán, verbigracia.
PS. No le va a ser fácil a nuestra María Corina moverse en un mundo tan tormentoso y atormentado, el de Trump. Es probable que Maduro se sienta más confortable en él, se le parece.