
Los ministros de Relaciones Exteriores Albert Ramdin (Surinam) y Rubén Ramírez Lezcano (Paraguay) son los candidatos a secretario general de la OEA
Para el continente la OEA representa el principal foro regional para el diálogo, análisis de políticas y toma de decisiones en asuntos del hemisferio. Su base fundamental es la defensa y promoción de la democracia contando con un instrumento para ello como lo es la Carta Democrática. Es por ello que su preservación es esencial para estos fines y por tanto este escrito tiene como propósito alertar nuevamente del grave riesgo para el organismo que supone la elección del surinamés, quien viene apalancado de manera injerencista por China y Cuba, con el endoso de los países del Caricom.
Para contextualizar la importancia del organismo en el plano subregional, toda vez que Estados Unidos y Canadá tienen características completamente diferentes, cito a la internacionalista Natalia Schiavon Kessel: “Latinoamérica es la región más desigual del mundo y no ha logrado satisfacer las necesidades de millones de personas que viven en pobreza. Esto ha propiciado las dudas sobre la democracia. A lo anterior se suma la falta de líderes que sean verdaderos estadistas, y en cambio, abundan los populistas mesiánicos que, apoyados por grupos de interés, toman el poder y gobiernan de manera autoritaria, polarizando todavía más a las sociedades. En suma, mientras que la confianza en los gobiernos nacionales se erosiona, se ve cada vez más lejana la posibilidad de establecer políticas que fomenten la cohesión interna y externa”.
Frente a los retos que no supera la región hasta ahora y que pudieran agravarse, se hace necesaria contar de manera institucional con la fortaleza que representa una OEA con un secretario general comprometido con los valores que permitan las posibilidades del disfrute de las libertades fundamentales, que enfrente los desafíos mencionados y apunte al desarrollo de los países, tal como lo vino haciendo Luis Almagro durante dos periodos, a pesar de los ataques sufridos por los autoritarios y quienes los apoyan.
El autoritarismo que representa China a través de su programa de la Franja y la Ruta enmarcada en el Consenso de Beijing, de la mano con Ramdin, debe ser rechazado al igual que la nefasta influencia del decadente régimen cubano. Por lo pronto, el canciller de Paraguay ha visitado El Salvador, Guatemala, Belice, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía para sumar los votos que le permita suceder a Almagro en el foro regional.
Surinam cuenta hasta ahora con 14 votos del Caricom. El peligro es que los apoye México, Honduras, Bolivia y probablemente Colombia para que lleguen a los 17 votos que se precisan para ganar la Secretaría General. Esto puede consolidarse debido a las reacciones frente a las decisiones de Trump en la región, demostrando con hechos el antinorteamericanismo que existe en esos países, abriéndole la puerta más aún a la influencia china en Latinoamérica.
En este contexto se hace imprescindible la presencia de los Estados Unidos, a pesar del desapego de Trump con el multilateralismo, para que pueda quebrar el consenso del Caricom y lograr el triunfo de Ramírez. De lo contrario, lamentablemente, perderemos el faro de luz y esperanza que puede y debe representar la OEA para nuestros pueblos.
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