
Foto: EFE
No hay duda de que la mejor carta política que poseemos los venezolanos, hoy que esto escribo, 13 de marzo de 2025, es la que representa María Corina Machado. Gústele o disgústele, a usted, a mí o al vecino. Es de suponer que cualquier encuesta le dará una amplia mayoría o que la apoyan casi todos los partidos menos desechos del país y que posee el más amplio apoyo internacional. Sin duda es un capital, aunque no sea suficiente para acceder al poder, como es obvio. El resto son o alacranes, cosas muy parecidas y algunos señores honorables y más bien solitarios. No creo que este aserto sea muy polémico.
Y siendo así y si el objetivo mínimo de nuestra acción actual es recuperar la democracia, cualquiera que ella sea, salir de esta pesadilla de un cuarto de siglo que ha demolido el país y lo seguirá haciendo, no es muy arriesgado decir que lo más conveniente parecería apostar por esa opción. Siendo tan mínimas las otras alternativas.
Seguramente el futuro será otro, siempre lo es. Y probablemente la carta de MCM no será la misma, victoriosa o disminuida hasta no ser la mejor apuesta. Lo que quiero decir es que si lo que se nos plantea es pasar la página, simplemente nada indica que sea la hora para hacerlo. Sería necio cambiar lo mucho por lo pírrico.
Se me dirá que si bien esto puede ser una obviedad, aunque no sea el camino recto de la victoria. Pero tenemos pueblo, una unidad (algo golpeada) y muy abundantes apoyos internacionales. Y se trata de pascalianas apuestas.
Lo que sí creo que es tema de discusión algo más interesante es que ahora se trata no de debatir quien lidera el primer lugar sino de preguntarse por la pertinencia de otra política distinta a la que la lideresa ha asumido, las elecciones regionales que usted cree conveniente y ella no. Yo diría que es un falso dilema. La política abstencionista es la secuencia lógica de la del 28 de julio, la defensa de una victoria sin discusión y la que el país reconoce y el mundo democrático respeta y apoya. Pasar la página para unas elecciones sin decoro –así serán, propias de una dictadura ya sin máscara, con humillantes condiciones- y sí comenzará otro capítulo, pero donde el beneficiario será el gobierno, porque la página que pasamos era la del pecado electoral más escandaloso de nuestra escandalosa historia y la posibilidad de revertirlo.
Para seguir con el lenguaje lúdico digamos que estamos jugando, en esta página, entre democracia o tiranía, libertad u opresión, si se quiere todo o nada. Pasaríamos a jugar ahora, y por los próximos seis largos años a la rebatiña mezquina y trucada de alcaldías paupérrimas y a lo mejor alguna gobernación, si es que algún santo o beato mete la mano. Es un mañana muy tristón y mediocre.
Por supuesto que aun ganando María Corina, en lo personal creo que otro amanecer mejor ha de venir. Yo no soy liberal, yo soy izquierdoso, yo quiero otro mundo sin Trump y sin esta horrible desigualdad que azota a la humanidad, en lo posible con verdadera libertad, no formal sino real. Pero lo que hoy es meramente posible es salir del infierno dictatorial en que hemos vivido y padecido y poder respirar un poco de aire fresco. Ella, MCM, es todavía la mejor oferta.
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