Así es: la fiesta electoral concluyó mal, muy pero muy mal, para Nicolás Maduro Moros y su grupo. Todo el escenario fue programado conforme a prácticas anteriores que, en ese entonces, fueron exitosas. Para desgracia de ellos, en esta ocasión el tiro les salió por la culata. En efecto, María Corina Machado y su grupo actuaron esta vez con el sigilo necesario y con la clara intención de ponerle el cascabel al gato. La líder opositora y su equipo hicieron lo necesario para que no se pudiese concretar trampa alguna. Así pues, la posibilidad de la magia del pasado desapareció, de un solo trancazo, como manifestación de la ciencia oculta. El candidato opositor, Edmundo González Urrutia, ganó con un setenta por ciento de respaldo popular. No obstante lo anterior, lo que se impuso después fue la asunción de Maduro al gobierno, pero a la machimberra, sin cuidado y esmero.
Es obvio que el comportamiento anterior de Nicolás tendrá importantes implicaciones. Lo primero que se ha manifestado es el apoyo contundente de la comunidad democrática internacional al triunfo incuestionable de Edmundo González. Lo que vendrá después, si Maduro no rectifica, será una mayor salida de emigrantes venezolanos, lo cual tendrá impactos significativos en Latinoamérica y USA. En menor número, nuestros compatriotas se desplazarán hacia Europa, pero una cantidad más reducida se dirigirá a otros continentes. Junto con la partida de muchos compatriotas se hará presente el desgarro de dejar atrás a familiares y seres queridos que se verán obligados a enfrentar una realidad más dramática aún: el abandono. Es terrible ese mal y, peor todavía, en la actual coyuntura en la que es un hecho cierto que la oposición ganó la contienda electoral con mucha holgura.
Lo más significativo y maravilloso en estos momentos tan dramáticos que experimentamos es que un número importante de países nos están apoyando con convicción. Por tanto, no estamos solos. Esa fuerza está cumpliendo su papel y nosotros se lo agradecemos enormemente. Juntos avanzaremos para mantener unidos a la mayoría de los demócratas latinoamericanos y lograr que nuestro continente sea ejemplo para el Mundo entero.
Son altas las posibilidades de que la fiesta electoral venezolana termine muy mal para Nicolás Maduro. El hecho de mantenerse aún en el ejercicio del poder no es garantía de una larga permanencia como mandamás. Ante tales circunstancias a este escritor no le queda más opción que enfrentar la única realidad: amanecerá y veremos. En el ínterin, nos hemos impuesto la tarea de releer Los nueve libros de la Historia de Heródoto de Halicarnaso: el “padre de la historia” según Cicerón.
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