
Foto: EFE
La forma de echar a los venezolanos de Estados Unidos por la administración Trump ha sido arbitraria y en abierto incumplimiento de normas internacionales. Sin investigación con respeto a los derechos humanos y al debido proceso, fueron enviados como criminales a cárceles de El Salvador cientos de venezolanos. La recepción en El Salvador de estos venezolanos se realizó sin cumplir las normas internacionales, solo complacencia autoritaria de Bukele ante la arbitrariedad de Trump. De acuerdo a normas internacionales, plasmadas en diversos instrumentos: Pacto de San José, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Declaración Universal de Derechos, que establecen que solo puede ser sometido a prisión quien haya sido condenado en proceso judicial con todas las garantías.
A los cientos de venezolanos deportados o encarcelados en El Salvador y en Guantánamo se les ha violado su derecho a la presunción de inocencia, a la defensa, a presentar prueba en el marco de un proceso con juez imparcial y proceso con todas las garantías. Me llamó la atención la expresión de Rubén Blades: “Ser venezolano no convierte en antisocial a nadie”, en su protesta por la forma injusta de tratar al músico venezolano Arturo Suárez-Trejo enviado a la cárcel de criminales de máxima seguridad en El Salvador.
Millones de venezolanos hemos salido de nuestro país, dejando atrás un pasado de gratos recuerdos, de logros, de querencias, de ilusiones, porque la vida en el país se hizo imposible, poco a poco se fue deteriorando la buena calidad de vida a pésima. El régimen impuesto por el fraude y la fuerza de las armas, produjo un Estado fallido incapaz de proteger su propio funcionamiento, mucho menos de asegurar los servicios básicos a la población. El régimen en el poder no destina las capacidades y recursos para satisfacer las necesidades esenciales de los ciudadanos. Ante el deterioro del empleo, de salarios dignos, parálisis de la economía, dificultad para acceso a la salud, empobrecimiento creciente, devaluación gigantesca e inflación permanente, impulsó a millones de venezolanos a emigrar para sobrevivir y buscar nuevas oportunidades de mejor vida.
La infame pandilla cívico-militar gobernante al sentirse acorralada internacionalmente ideó un criminal plan, al igual que lo hiciese Fidel Castro con los llamados “marielitos”, de sacar al exterior lo peor de la criminalidad para provocar caos, de paso desprestigiar a los venezolanos honrados que buscaban una nueva vida. Los gobiernos extranjeros no deben olvidar que millones de venezolanos estanos aportando a sus países nuestros conocimientos, son cientos de miles profesionales en diversas ramas del saber, por lo que no es casual que muchos destaquen en su campo. Solo una pequeña minoría son los delincuentes que sacó Maduro y que son fáciles de identificar. Es totalmente arbitrario la generalización y la creación del sesgo de venezolano igual a delincuente.
Hay mucha similitud entre las políticas fascistas de Maduro y las de Trump. Maduro y su pandilla califican a todos los opositores de delincuentes, allanan sus residencias sin orden judicial, los encarcelan sin formula de juicio, los desaparecen, se les niega el derecho de defensa, se les impide la visita a sus familiares y se les tortura. El régimen madurista viola sistemática y permanentemente los derechos humanos. Hay una actuación arbitraria sin freno ni control de ninguna especie. Son miles de venezolanos presos, sin juicio justo, en condiciones infrahumanas y en claro desprecio de sus derechos humanos.
¿Hay alguna diferencia con los venezolanos deportados o encarcelados en El Salvador por la administración Trump y los encarcelados por Maduro en Venezuela? No vemos ninguna diferencia. Ambas son actuaciones autoritarias y arbitrarias. Por cierto, muy parecido a lo que hace Putin en Rusia, a lo que hace Ortega en Nicaragua o a lo que hace Kim Jong-un en Norcorea.
No negamos a los países su derecho a mantener la legalidad, a controlar la migración, a combatir la delincuencia y hacer respetar su ordenamiento jurídico. Pero ello debe hacerse por los procedimientos pactados en la ley y con respeto a las garantías y derechos procesales. Lo que exigimos es que se cumplan los requisitos de ley en el marco del cumplimiento de normas internacionales sobre derechos humanos.
Los venezolanos nos sentimos dignos, si bien atravesamos una coyuntura por la implantación de un régimen criminal, que estamos dando nuestros mejores fervores en los países que nos han acogido y que anímicamente queremos regresar a la patria, una vez que cese la tiranía. Necesitamos el esfuerzo de todos, también la ayuda internacional para derrumbar la dictadura y retornar al Estado de derecho y a las libertades democráticas. Vale expresar ¡Hasta el final!
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