La elección presidencial norteamericana de los primeros días de noviembre está muy reñida. Algunos la califican como la más reñida de los tiempos modernos. Los dos candidatos actuales, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, tienen hoy prácticamente las mismas posibilidades de ganar. Además de que las preferencias, según las encuestas, están parejas, la dificultad de los candidatos para obtener una victoria definitiva tiene que ver en mucho con la forma como se escogen los presidentes en Estados Unidos.
Si la elección fuera solo por el voto popular, es decir, por elección directa del nuevo mandatario, Kamala Harris tendría una mayor probabilidad de ganar en estos momentos. Las encuestas le dan la ventaja a la señora Harris en la preferencia popular, aunque por estrecho margen, entre 1 y 2 puntos a su favor, claramente en el margen de error.
Trump nunca ha obtenido la mayoría de votos directos del electorado. En 2016, llegó a la presidencia sin mayoría popular, pero con mayoría de votos en los colegios electorales. En 2020, Joe Biden, el actual presidente, le ganó en ambas modalidades, en el voto popular y en los colegios electorales. George W. Bush, cuando compitió contra Al Gore, y ganó, en el año 2000, tampoco contó con el fervor de la mayoría, pero ganó al reunir los colegios electorales necesarios, con una mayoría mínima de votos en Florida, que le otorgaron la presidencia al agregar el colegio electoral del estado.
En menos de 15 días, la mayor parte de los votantes estadounidenses saldrá a votar en cada una de sus jurisdicciones. Al día de hoy, el proceso comenzó en casi todos los estados, ya sea porque sus ciudadanos han podido votar en persona por adelantado o porque lo han hecho por correo postal. El 5 de noviembre se cuentan las boletas de quienes votan ese día y de quienes votaron ya. Algunos estados permiten extender el conteo de las boletas que lleguen por correo postal, fechadas antes del 5 de noviembre, como puede ser el caso de militares apostados fuera del país. Michigan contará los votos sufragados a medida que vayan llegando para evitar retrasos indeseados en el conteo final.
Los márgenes de preferencia hacia los dos candidatos principales (hay otros, pero sin opción real de ganar) han ido variando de 0 a 3 por ciento en promedio a nivel nacional. Y lo mismo ocurre en los estados considerados clave para la escogencia del presidente. Estas circunstancias ayudan a pronosticar que la elección del próximo mandatario no solo será reñida, sino también probablemente muy agitada. Los escasos votos de diferencia en algunas localidades y la tardanza que pueda haber en el conteo alimentarán la desconfianza en los resultados, especialmente entre los partidarios de Trump, cuyas expectativas, desde ya, son que la elección va a estar “arreglada”. El expresidente todavía no reconoce que perdió en 2020 frente a Joe Biden, e insiste en ello tanto en actos públicos como en la los medios de comunicación. En esta ocasión, asegura que perderá solo si ocurre un fraude electoral. Y ya se sabe lo que pasó el 6 de enero de 2021, cuando instó a sus fanáticos a ir al Congreso a reclamar su supuesto triunfo.
Pensilvania parece ser el estado clave en las elecciones del mes entrante para definir quién será el próximo presidente norteamericano. En las encuestas hay consenso respecto a los estados en los que seguro ganará uno u otro candidato, y también respecto a los estados no seguros pero con tendencias que favorecen a uno o a otro. Nueva York y California, por ejemplo, son estados sólidos para Kamala Harris. Tennessee, Mississippi, Virginia Occidental, Luisiana, son sólidos para Trump. En un escenario bastante probable, pudiera haber 220 votos de colegios electorales para la dupla Trump-Vance y 224 para la de Harris-Walz. De los 538 votos de los colegios electorales, quedarían 93 a conquistar en los siete estados de mayor incertidumbre, que son Nevada y Arizona, por el oeste; Georgia y Carolina del Norte, por el sur; Wisconsin y Michigan, por el centro norte (medio oeste), y Pensilvania, por el noreste.
El número de electores de los colegios electorales de los estados está dado por la cantidad de diputados y senadores al Congreso que tengan dichos estados. Cada estado tiene dos senadores, pero el número de diputados (o representantes) varía, porque se calcula según la población de la jurisdicción. Es decir, Nuevo México, que tiene un territorio mayor que el de Massachusetts, tiene dos senadores y tres diputados, o 5 miembros de su colegio electoral. Massachusetts, sin embargo, tiene 11 miembros de colegios electorales, 2 senadores y 9 diputados, porque tiene más población que el estado neomexicano.
En los 7 estados clave, la competencia está muy reñida, según las encuestas. La del New York Times, por ejemplo, da la victoria a Harris en Wisconsin (10 electores), por un punto. A Trump le concede 2 puntos de ventaja en Georgia (16 electores) y Arizona (11 electores). En los otros cuatro estados los dos candidatos van empatados (Nev.6, Carolina del Norte 16, Pen.19 y Mich.15).
El Washington Post da un empate en Nevada; Trump gana en Arizona (3 puntos) y Carolina del Norte (3 puntos), y Harris gana en Georgia (4 puntos), Michigan (2), Pensilvania (2) y Wisconsin (3). En los promedios de encuestas informados por la cadena NBC, las ventajas de cada candidato no llegan ni a un punto, excepto en Georgia, donde Trump iría adelante por 1,3 puntos.
Pensilvania es la joya más preciada de la corona, porque es el estado con más votos de colegios electorales (19). Si Trump combina este estado con los dos claves del sur, obtiene el mínimo necesario de colegios electorales para la victoria, más uno (270 más 1). Harris tendría que ganar Pensilvania, Michigan, Wisconsin y Nevada para irse con la elección (274).
La cadena ABC pone a ganar a Trump en tres estados: Carolina del Norte, Georgia y Arizona; a Harris en tres: Michigan, Nevada y Pensilvania, y da empate en Wisconsin. En la mayoría, las ventajas no llegan a un punto.
Como se ve, cualquier cosa puede ocurrir el 5 de noviembre. Los candidatos están multiplicando sus visitas personales a estos siete estados, especialmente a los del medio oeste, Pensilvania y los del sur, porque estiman que son los que les pueden garantizarles el triunfo. Con una carrera tan cerrada y millones de personas votando desde ya en casi todos los estados, la esperanza de cada candidato no es tanto convencer a indecisos, pues quedan muy pocos, sino hacer que sus bases vayan a votar.
@LaresFermin
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