El ecosistema criminal acusó castigo por la verificación de dos errores fundamentales, según su pernicioso sistema de valores. El haber permitido las primarias en las que salió favorecida, masivamente, con el voto limpio de 9 de cada 10 venezolanos María Corina Machado, próxima presidente de la república. El otro error fue el desastroso referéndum sobre el Esequibo: un enorme desierto, inocultable, en cuanto a la participación. De estas dos consultas populares quedó en evidencia que el rey está desnudo de apoyo popular.
A partir de allí decidieron patear el Acuerdo de Barbados y desataron una oleada de represión y persecución salvajes, metiendo presos a comandos de campaña de Vente Venezuela y a Rocío San Miguel.
El usurpador y sus malandros pautan, de un día para otro, un gran fraude para el 28 de julio. Para ello se apuran en seleccionar al monigote de ocasión: el trompo servidor, como lo fue Falcón en las fraudulentas elecciones de 2018, que provocó el aislamiento del dictador y el nacimiento del fallido gobierno interino.
El elenco del fracaso, porque son incorregibles y es su naturaleza, se casa con la patética figura del prostituto, corrijo sustituto. La escaramuza rejunta a los enemigos de la soberanía popular y los que quieren un adefesio de elecciones en el que se vote inicuamente, pero no se elija.
Desde ya el parapeto montado en fechas alusivas al difunto galáctico, está destinado al más rotundo fracaso, cuidado si las hijas de Chávez repudian al atrevido usurpador por involucrar a su padre en el escandaloso atropello, con tufillo de fracaso. Este decide darle un palo a la lámpara cuando atraviesa por su peor desafección en cuando el fervor popular, a pesar de un sistema erigido fraudulentamente a su favor.
María Corina goza del 76% y el usurpador del 8%. El que no quiere callarse se le lleva para la cárcel, como dice la canción. Al país se le ratifica en medio de la vorágine la imputación de Estado terrorista.
Venezuela está unida desde la base, y a diferencia de 2018, cuenta en 2024 con una candidata nacional legitimada y conectada directamente con la gente. No se trata del derecho de una persona, sino del derecho de las bases sociales que sustentan a la nación a decidir su destino político. María Corina constituye un parte aguas con la desgastada “opolaboración”, de fracaso en fracaso, en esos 25 años.
Las elecciones validas serán aquellas competitivas y con la candidata de la gente, no con el alacrán elegido por Maduro.
Se percibe el fin de un ciclo político y social. María Corina fortalecida y articulada con las pequeñas comunidades a lo largo y ancho del país le ha propinado una derrota social y espiritual al régimen forajido. La fuerza que se respira es de abajo hacia arriba, suceden cosas profundas a nivel sociopolítico. La fuerza subterránea hico erupción en las primarias de la gente.
¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los tres comando de Vente, Rocío San Miguel y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!