Al abrirse un nuevo horizonte con el advenimiento del año 2024, declaramos con firmeza el compromiso con la democracia y la alternancia del poder.
Reafirmamos nuestras convicciones de hacer posible lo imposible y de combatir las olas de silencio impune que callan e ignoran la denuncia de las miles de muertes de inocentes y demás atrocidades que señalan el peor momento de la situación de los derechos humanos, el deterioro de la institucionalidad democrática y la emergencia humanitaria compleja, que afecta inmisericordemente a nuestros niños y ancianos. Los crímenes de lesa humanidad, bien fundamentados, caracterizados y difundidos por la hermosa y destacada legión de los defensores de derechos humanos, ha venido conformando, por la actuación pública de estos héroes civiles, una conciencia mundial sobre esta horrorosa realidad.
Ellos nos inspiran a escuchar a los que están angustiados, a ofrecer compañía a quienes están solos y ser fuente de esperanza, en medio de la oscuridad reinante. Entonces la constancia empleada en la lucha agónica y formidable no será una utopía, sino una realidad democrática sellada con la proverbial convivencia entre los venezolanos.
No abrigamos ninguna duda en que el ecosistema criminal se caerá por la presión de la voluntad popular. El problema son ellos en el poder, por encima del país que dejan en ruinas. Lo cual tendrá solución con la realización, palmo a palmo, del proyecto Venezuela Tierra de Gracia.
Eso será posible por la conexión y entroncamiento entre la líder del coraje y los sectores más desasistidos. Queremos insistirle a María Corina que ese es su baluarte y su fuerza. La comunicación con sus bases es lo prioritario y fundamental. El chavismo sin pueblo, una realidad incontestable, desnudada por la primaria de la gente y el referéndum último, anuncian que nos acercamos indefectiblemente a una transición a la democracia.
Estamos luchando contra todo el poder del Estado usurpado. La estrategia consiste en saber para dónde vas y saber cómo llegar. No hay que evadir la realidad sino enfrentarla. El poder de los débiles cambia la historia.
Ante el caos existencial del chavismo, a la mayoría toca disponerse al trabajo continuo de construir fuerza. Resulta imperativo consolidar un aparato de integridad electoral de 60.000 ciudadanos que garantice que el voto elija.
Son tiempos de centro espiritual, moral e intelectual. De fuerza organizativa que obligue a las instituciones a conducirse por el camino recto.
Confiamos en nuestra capacidad de ser dueños de nuestro destino histórico.
¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!