El 17 de noviembre de 2023 la oposición representada en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y el régimen de Nicolas Maduro firmaron un acuerdo parcial en Barbados, con el objetivo primordial de celebrar este año elecciones libres y transparentes, algo que en un país con un gobierno democrático no sería necesario, pero así son las cosas en Venezuela. El papel de facilitador de esta negociación fue Noruega, pero también participaron la Unión Europea, Estados Unidos, Argentina, el Reino Unido, Países Bajos, México, Francia y Rusia. Desde un principio sabíamos que a pesar de los beneficios que el gobierno recibiría a cambio (flexibilizar algunas sanciones, liberación del falso diplomático de origen colombiano, Alex Saab, etc.) los oficialistas intentarían por todos los medios incumplir con lo acordado, conocidas las experiencias anteriores cuando se ha ido a la mesa de negociaciones con el sistema gobernante en nuestro país. Lamentablemente, así ha sido, porque nunca honra con sus compromisos, pues carece de la llamada voluntad política.
A dos meses y medio de firmado el Acuerdo de Barbados, el tema de las ilegales inhabilitaciones aún se mantiene, la liberación de los presos políticos ha sido muy baja y lo que es peor, se han producido más detenciones arbitrarias, lo que elevó la lista de nuevo a más de 300. No hay cronograma electoral, en nada han mejorado las garantías electorales, el proceso de inscripción de nuevos votantes ha sido casi inexistente y los actores políticos y quienes ejercen su derecho constitucional a la protesta, posterior a la primaria del 22 de octubre, han sido víctimas de persecución y desaparición forzada.
Hemos llegado al extremo de escuchar a Maduro con insolencia decir que el Acuerdo de Barbados está “en terapia intesiva”, endosando la culpa a la oposición y a un supuesto plan de magnicidio en su contra. Hasta cuándo el mismo cuento, al cual apelan en los momentos en que se ven en situación crítica, con riesgo de perder el poder.
Lo cierto es que Nicolás Maduro ha actuado en sentido contrario a lo acordado en Barbados y lo muestra en los últimos días con cuatro detenciones arbitrarias, entre los cuales hay tres líderes de Vente Venezuela, 14 órdenes de detención, 33 militares degradados y ultrajados en su honor. La judialización de la disidencia nos recuerdan las siempre vigentes palabras del Barón de Montesquieu, quien en medio del movimiento de la Ilustración (a mediados del siglo XVIII hasta comienzos del XIX) dijo: “No hay tiranía más cruel que la que se perpetra bajo el escudo de la ley y en nombre de la justicia”. Cabe destacar que el pensamiento político de Montesquieu se enmarcó entre las funciones del Estado, dando valor a la separación de poderes, los cuales han sido pilares de la democracia.
El régimen sabe que no tiene pueblo. Se ha evidenciado en las calles del país y en encuestas serias, que le han otorgado una ventaja tan abrumadora a nuestra candidata María Corina Machado, que tiene incluso la tendencia de crecer más cada día, por el acentuado descontento de los ciudadamos, quienes entienden bien que los problemas que padecen son por el corrupto e ineficiente sistema gobernante y que con su permamencia en Miraflores todo irá de mal en peor.
Maduro sabe bien que tiene la elección perdida y por eso recurre a los viejos expedientes de la persecución, la intimidación y la siembra del miedo, pero de nada les servirá porque los ciudadanos están decididos a alcanzar el cambio político por la vía electoral, con la defensa a ultranza en cada mesa de votación, no con base en un magnicidio o lo que se les ocurra decir en modo de mentiras.
En el dominó hay una expresión muy empleada, que tiene cabida aquí. Juego ganado, no se tranca y en la elección presidencial les ganaremos a punta de votos.
Dejemos pues que ellos sigan en lo suyo en vano. Nosotros seguiremos en lo que nos corresponde como democrátas y será hasta final, como dice nuestra candidata María Corina Machado. Ese es el foco que tenemos en el partido al cual pertenezco, Voluntad Popular, que en su más reciente EFA renovó su compromiso de recuperar nuestra democracia con la rebelión de los votos.
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Pero no todo queda allí. En la madrugada para el 23 de enero por un llamado de los rojos, ordenaron amedrentar, en una operación llamada Furia Bolivariana, para lo cual colocaron mensajes pintados en las fachadas de sedes de Voluntad Popular, de otros partidos y de defensores de los derechos humanos, como Provea y de los comunicadores, como la seccional del Colegio Nacional de Periodistas en el estado Táchira, con el único fin de intimidar, generar miedo y vandalizando así la campaña. Esa marca honrosamente la vamos a limpiar de nuestras sedes cuantas veces sean necesarias. Pero la marca que ellos han dejado en el país la borraremos con el voto, porque ese es nuestro objetivo, por lo que seguiremos unidos en la ruta electoral.
El día del 66 aniversario de la caída de la penúltima dictadura, el 23 de enero, la candidata María Corina Machado anunció al país la Gran Alianza Nacional. Se trata de la mayor movilización de los últimos tiempos de un sistema integral para la defensa del voto. Cada ciudadano tiene su puesto de trabajo. Serán 600 mil fieles a la democracia convertidos en el tejido de esta gran alianza política y social. Esa es nuestra respuesta al vandalismo, a la persecución, la represión y la mentira. En todas las parroquias del país habrá un equipo electoral, habrán escuelas electorales con las mejores mujeres y los mejores hombres, jóvenes, indígenas, productores del campo, etc., para que no quede ni una mesa sin una custodia, a fin de que se exprese con independencia la voluntad popular. Tendremos además en nuestra campaña por la candidata María Corina Machado, las Casas de la Libertad, como centros de adiestramiento y consulta.
Como ven, estamos trabajando por el cambio político con sentido y espíritu democrático. De la otra acera lo hacen con la esencia de la tiranía. Lo dije hace poco y lo repito: el bien siempre triunfa sobre el mal.
Dr. Rafael Veloz García, diputado a la Asamblea Nacional y al Parlasur electo en 2015; expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FIA); miembro de la dirección nacional de Voluntad Popular, VP.