Israel atacó este martes Líbano, bombardeando un suburbio sureño de Beirut con el objetivo de asesinar a Fuad Shukr, un comandante del grupo militante Hezbolá, acusado por los israelíes de ser el perpetrador del ataque mortal en los Altos del Golán el sábado, donde murieron 12 jóvenes.
Aún se desconoce si el comandante sobrevivió o no, mientras se registran un fallecido y casi 70 heridos en el bombardeo.
Además, el lanzamiento de un cohete desde el Líbano, que mató a un civil israelí este martes, escaló las tensiones entre los dos países, mientras la diplomacia internacional intenta contener las consecuencias.
Hezbolá dijo que responderá a cualquier ataque.
Lloyd Austin, Secretario de Defensa de EEUU, dijo:
«No creo que la lucha sea inevitable. Creo que nos gustaría que las cosas se resolvieran de forma diplomática. En cuanto a si Israel puede o no gestionar una guerra en Gaza y una lucha en el Líbano al mismo tiempo, Israel hará lo que sea necesario para defenderse».
Entre tanto, la tensión crece incluso dentro de Israel. El ejército envió dos batallones para proteger una base militar donde están detenidos nueve soldados acusados de maltratar a un prisionero palestino.
Estas detenciones llevaron a colonos a asaltar la base y otro complejo militar, reflejando las discrepancias entre los israelíes sobre cómo detener, interrogar y castigar a los palestinos acusados de ser miembros de Hamás.
Gillard Ach, un manifestante, dijo:
“Si tocan a nuestros soldados, construiremos un muro de escudos. El pueblo se levantará contra el gobierno, sea de izquierda o de derecha o lo que sea. Nadie puede tocar a nuestros soldados.”
El liderazgo militar de Israel se pregunta si tiene suficientes recursos para luchar tanto en Gaza como en el Líbano, mientras las negociaciones en Roma para un alto el fuego continúan estancadas, con Israel y Hamás culpándose mutuamente por la falta de acuerdo.
Esto a pesar de la mediación de Egipto, Qatar y Estados Unidos.