La vicepresidenta estadounidense Kamala Harris caminó el viernes por un tramo de la valla a lo largo de la frontera de Arizona con México, buscando proyectar una imagen más enérgica con respecto al control de la inmigración ilegal y así atender una de sus mayores vulnerabilidades de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.
El empeño de Harris para restringir más las solicitudes de asilo va más allá de la política del presidente Joe Biden en una cuestión en la que su rival, el expresidente republicano Donald Trump, tiene una ventaja entre el electorado. Ella intentó alcanzar un equilibrio entre un discurso estricto sobre la vigilancia fronteriza y las exhortaciones para desarrollar una mejor forma de dar la bienvenida a los inmigrantes legales.
“Rechazo la falsa alternativa que insinúa que debemos elegir entre garantizar la seguridad de nuestra frontera y crear un sistema que sea ordenado, seguro y humano”, declaró Harris. “Podemos y debemos hacer ambas cosas”.
En su primer viaje a la frontera internacional desde que se convirtió en la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Harris platicó con agentes de la Patrulla Fronteriza mientras recorrían un tramo del muro construido durante la presidencia de Barack Obama. La temperatura en Douglas, Arizona, estaba cerca de 37 grados Celsius (100 grados Fahrenheit) durante una conversación que duró aproximadamente media hora.
Posteriormente, Harris asistió a una sesión informativa a puerta cerrada en el puerto de ingreso de Douglas sobre los intentos para combatir el narcotráfico y mejorar el flujo legal de bienes y personas a través de la frontera. Los agentes de la Patrulla Fronteriza tienen “un trabajo difícil” y merecen apoyo para realizarlo, señaló.
La visita de Harris fue pensada para que fuese una respuesta a Trump y sus colegas republicanos, que la han criticado incesantemente por los antecedentes del gobierno de Biden en el control de la inmigración, y culpan a la vicepresidenta por pasar poco tiempo visitando la frontera durante el tiempo que ha estado en la Casa Blanca.
La inmigración y la seguridad fronteriza son temas de gran relevancia en Arizona, el único estado clave electoralmente que es limítrofe con México y uno que registró una afluencia récord de solicitantes de asilo el año pasado. Los votantes favorecen a Trump en lo que respecta a la inmigración, y Harris ha pasado a la ofensiva para mejorar su posición en el tema y desactivar una línea clave de ataque político por parte de su rival.
Ella utilizó sus declaraciones para desafiar los propios antecedentes de Trump sobre la inmigración durante su presidencia, diciendo que él no hizo nada para corregir el sistema de recepción de inmigrantes legales ni atendió un sistema de asilo obsoleto. Y también denunció que Trump no solucionó una escasez de jueces de inmigración y agentes fronterizos.
Harris recordó cómo un amplio paquete bipartidista con el que se pretendía reestructurar el sistema federal de inmigración se vino abajo en el Congreso previamente este año después de que Trump exhortó a líderes republicanos a que se opusieran a él.
“Donald Trump lo hundió”, declaró la vicepresidenta, de forma que pudiera hacer campaña diciendo que hay un desorden en la frontera.
“Él prefiere hacer campaña sobre un problema en lugar de solucionar un problema”, agregó Harris. “Y el pueblo estadounidense merece un presidente que se preocupe más por la seguridad fronteriza que por jugar juegos políticos y por su futuro político personal”.
Tras el estancamiento del proyecto de ley sobre inmigración, el gobierno de Biden anunció normas que prohíben conceder asilo a los inmigrantes cuando las autoridades estadounidenses consideran que la frontera sur está desbordada. Desde entonces han disminuido las detenciones por cruzar ilegalmente la frontera.
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