Lo vimos en 2024, cuando Turquía celebró elecciones municipales y el principal partido de la oposición se hizo con todas las ciudades. Eso fue un duro golpe para el gobierno de Erdogan. Así que las urnas siguen siendo importantes en Turquía.
Hoy la gente, y los jóvenes en particular, están en las calles para mantener su derecho al voto. Pero Erdogan intenta arrebatárselo con esta jugada. Intenta convertir el país en una autocracia al estilo ruso, donde pueda elegir a sus propios oponentes y no haya sorpresas en las urnas.
¿Cómo evalúas las acusaciones de corrupción y terrorismo contra Imamoglu, que él rechaza?
Es claro que están motivadas políticamente. Sus abogados dicen que esto no tiene ningún apoyo legal. Y amplios sectores del país consideran que hay una motivación política: Erdogan intenta derribar a su oponente más popular en un momento en que pierde terreno en las encuestas, la economía turca atraviesa dificultades y se enfrenta a las elecciones de 2028.
Erdogan ha negado cualquier motivación política detrás de estas acusaciones. ¿Por qué tú y tantos otros están convencidos de que son falsas?
Los abogados de Imamoglu dicen que no se les concedió acceso al expediente del caso, lo cual es un derecho legal, y que la acusación se basa en testigos secretos, lo cual se volvió la herramienta de Erdogan para reprimir a sus oponentes.
Ya no hay un Estado de derecho en Turquía. Los tribunales están muy politizados; Erdogan tiene pleno control sobre ellos. Alguien puede ir a la cárcel sólo por dar un «me gusta» a algo en X (antiguo Twitter).
¿Cómo puede ser que estos casos judiciales sean siempre contra partidos de oposición, mientras que los tribunales nunca mueven un dedo cuando se trata de ilegalidades cometidas por personas cercanas a Erdogan o al partido gobernante AKP?
La cuestión de fondo es que Erdogan ha socavado el Estado de derecho durante muchos años.
El punto de inflexión fue en 2016, tras el fallido golpe de Estado en su contra, cuando reestructuró los tribunales y los llenó de gente leal que básicamente sella cualquier decisión que toma.
¿Cómo definirías a Imamoglu y el desafío que representa para Erdogan?
Es una figura política muy popular. Atrae no solo a la gente del principal partido opositor, sino a un grupo mucho más amplio: de conservadores a nacionalistas, de turcos a kurdos. Esto supone un peligro para Erdogan.

Ekrem Imamoglu se convirtió en «un rival formidable para Erdogan», señala Tol | Getty Images
De forma similar a Erdogan, es alguien que puede cultivar una relación especial con los votantes. Es joven y carismático. Todo esto lo convierte en un rival formidable para Erdogan. En las encuestas, Imamoglu está por delante de Erdogan.
¿Ahora Imamoglu queda fuera de la carrera por la presidencia de forma definitiva?
Sí, justo antes de detenerlo anularon su diploma, que es necesario para presentarse a la carrera por la presidencia. Creo que Erdogan lo mantendrá en la cárcel en los próximos años.
Pero claro, hay algo incierto que debemos considerar: ¿qué pasará con las protestas? Si continúan por meses e infligen un gran daño a la economía, podrían hacer que Erdogan dé marcha atrás.
Sin embargo, ahora mismo no veo ninguna de esas señales. Creo que Erdogan va a ser más agresivo en los próximos días para asegurarse de que las protestas sean reprimidas y que Imamoglu permanezca preso.
¿Qué posibilidades tiene la oposición turca de competir en las próximas elecciones después de esto?
Bueno, es difícil, ¿no? Piden elecciones anticipadas porque no quieren esperar a 2028: si llevan a la gente a votar ahora, hay muchas posibilidades de que Erdogan pierda.
Pero la única arma que tiene el principal partido opositor son las protestas. No pueden luchar contra Erdogan en los tribunales controlados por él y no tienen muchas salidas para esta situación. Por eso, para la oposición es fundamental mantener las protestas.
¿En qué se parecen o diferencian Erdogan y Putin?
Ambos quieren permanecer en el poder de por vida. Ninguno de los dos vive en democracia. Ven la democracia como un dominio ejercido por la mayoría.
Desde luego, no son liberales. Ambos defienden valores conservadores. Y son nostálgicos de la historia de su país: Erdogan piensa que el colapso del Imperio Otomano fue una tragedia y Putin piensa que el colapso de la Unión Soviética fue una tragedia.
Así que son similares en muchos aspectos.

Erdogan y Putin «son similares en muchos aspectos», dice Tol | AFP
Pero Turquía y Rusia no son lo mismo. Rusia tiene vastos recursos energéticos, algo que le ayuda a mantenerse a flote económicamente, mientras que Turquía depende mucho de otros para que su economía se mantenga a flote.
¿Y cómo definirías la relación de Turquía con Estados Unidos ahora bajo la presidencia de Donald Trump, que ha elogiado a Erdogan como «buen líder»?
El ministro de Exteriores turco está en Washington ahora (miércoles). Ambas partes ven esta relación como muy positiva. Esperan resolver temas bilaterales. Trump ve en Erdogan a un líder fuerte con el que puede hacer negocios. Y Erdogan ve en Trump a un presidente estadounidense más dispuesto a reunirse con él que Biden.