El título de este artículo es el nombre de la charla que recientemente di en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela como parte de los talleres de formación que realiza Cedice Libertad junto con otros aliados como Atlas Network.
Al momento de preparar mi charla tuve la curiosidad de ver cómo la inteligencia artificial (IA) definía la privatización y este fue el resultado: «Es un pilar de la doctrina neoliberal, que busca entregar la economía al mercado».
Si reconocemos que la IA reúne información que estadísticamente más predomina en Internet, redes y otras fuentes, vemos la necesidad de insistir en estas charlas.
El uso del término «neoliberal» es peyorativo y es una falacia ad hominem. Doctrinariamente este término se empleó hace mucho tiempo. En palabras de Enrique Ghersi «podría haber sido acuñado como término en agosto de 1938 por un muy destacado grupo de intelectuales liberales en París, entre los cuales se encuentran varios de nuestros héroes» (https://www.elcato.org/el-mito-del-neoliberalismo) como es el caso de Ludwig von Mises. Su uso histórico era muy distinto al de hoy en día.
En nuestros países, generalmente es empleado para descalificar y referirse de forma despectiva al liberalismo, filosofía que defiende el libre mercado y el Estado limitado. Justo en esto último es que nuestra amiga la IA no se equivoca al señalar que la privatización «busca entregar la economía al mercado».
Ciertamente es un proceso que supone el paso de lo público a lo privado. Pero, cuidado con identificar solamente esto con las privatizaciones.
Mi interés en la charla era señalar que la privatización es un paso de lo público a lo privado pero cumpliendo con condiciones de transparencia, garantías y control parlamentario (un check and balance propio del Estado de Derecho). Por ejemplo, la Ley de Privatización (publicada en 1992 y con una reforma parcial en 1997), que lamentablemente pudiera entenderse derogada, regulaba los mecanismos (venta, transferencia de acciones, concesiones) que permitían alcanzar los objetivos; la política de privatización estaba a cargo del presidente en Consejo de Ministros, Fondo de Inversiones y era comunicado al Congreso; esta política apuntaba al libre mercado, competencia, democratización de la propiedad, estimular nuevas formas de organización empresarial, transferencia de tecnología, dotación de equipos.
Hoy en día, lo que algunos señalan como privatizaciones tiene como fundamento la «Ley Constitucional Antibloqueo para el Desarrollo Nacional y la Garantía de los Derechos Humanos» (publicada en 2020, en adelante Ley Antibloqueo). Esta Ley (artículo 19) le permite al Ejecutivo Nacional desaplicar normas legales y sublegales. Se concede al Poder Ejecutivo amplísimas facultades para realizar operaciones con pasivos; celebrar negocios jurídicos; alianzas con el sector privado respecto de empresas que fueron apropiadas (expropiadas, confiscadas, ocupadas) (artículos 24, 25, 26, 27, 29 y 30).
Por otra parte, a la facultad de inaplicar disposiciones legales y sublegales y a implementar mecanismos excepcionales de contratación, se suma la posibilidad de declarar secreto y reservado los actos efectuados en la adopción de estas medidas (artículo 42).
Como resulta evidente, se trata de dos procesos completamente distintos y la intención de hacer esta comparación es brindar las herramientas necesarias para juzgar y decidir sobre lo que realmente tenemos frente a nosotros.
«Neolengua era la lengua oficial de Oceanía y fue creada para solucionar las necesidades ideológicas del Ingsoc o Socialismo Inglés (…) Lo que se pretendía era que una vez que la neolengua fuera adoptada de una vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético, es decir, un pensamiento divergente de los principios del Ingsoc, fuera literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de las palabras». (George Orwell, 1984 (Caracas: Editorial Planeta Venezolana, S.A., 2014), 356.
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