También estuvieron los jugadores de San Pablo, el rival que hace una semana eliminó a Nacional de la Libertadores. El gesto de los futbolistas fue enaltecido por los hinchas uruguayos. El club brasileño jugó en la noche del miércoles y en la madrugada del jueves tomaron un vuelo para estar en Uruguay. Viajaron el uruguayo Michel Araujo, los argentinos Jonathan Calleri y Giuliano Galoppo, y los brasileños Rafinha y Wellington Rato.
“Es un momento difícil. No tengo palabras para decir. Queríamos estar aquí porque vivimos todo lo que pasó ahí, en el Estadio. Le deseo fuerza a la familia, a la señora y a los padres. Que tengan fuerza para seguir la vida. Sé que es duro”, dijo Rafinha, el capitán de San Pablo, al abandonar la sede a Canal 12.
Izquierdo era un futbolista de pocas palabras. De hecho, el presidente Balbi había tenido pocas conversaciones con el jugador. Fue recién durante su agonía en San Pablo que se acercó a su historia de vida. La familia le contó de las primeras prácticas del baby fútbol, de los primeros zapatos que tuvo, del noviazgo con su señora. Supo también que Izquierdo había sido abanderado en la escuela, que tuvo que luchar contra las lesiones. Que siempre quiso triunfar para darle lo mejor a los padres.
Balbi dijo estar “herido” y contó que todos los jugadores del plantel del Nacional quedaron “liquidados” con la noticia. “Cuando vayamos a practicar a Los Céspedes [el centro de entrenamientos de Nacional], va a haber una silla vacía. Y te va a estar recordando que en esa silla estaba Juan”.
Izquierdo –o Negrón, como lo llamaron sus compañeros al despedirlo en las redes sociales– era padre de un niño de dos años y de un bebé de diez días, a quien ni siquiera había podido ir a anotar al Registro Civil.
Jorge Barrera también llegó a la sede de Nacional. Fue quien, siendo presidente de Peñarol, llevó a Izquierdo al club, como recordó al charlar con la prensa. El dirigente contó que, pese a ser un católico practicante, no encuentra explicación a lo que sucedió.
“Recuerdo la ilusión con la que él llegó al club en 2019. Pensar que cinco años después tengo que venir a despedirlo en estas circunstancias me hace entender que muchas veces las prioridades de la vida no las tenemos donde las tenemos que tener. Ojalá que no sea solo un momento, un día, una situación puntual. Ojalá que nos lleve a todos a diferenciar lo esencial de lo accesorio”, dijo.