En cada entrevista que doy digo que, si tienen pensado viajar y disponen del dinero que se requiere, preferiblemente busquen la mejor manera de honrar la memoria del Santo Padre, como realizar una donación a una obra de caridad. La que quieran. Es preferible eso a gastar ese dinero en ir a una ceremonia multitudinaria.
Tú le llamas Jorge. Para el mundo es el papa Francisco. ¿Qué relación tenías con él?
En realidad, al papa Francisco le gustaba que le siguieran diciendo padre Jorge.
La verdad es que para mí fue una figura muy importante en mi vida. Yo crecí sin papá, y siempre digo que mis dos tíos, Alberto y Jorge, fueron para mí esa figura paterna que tanto me faltó de chico.
Jorge era un hombre que sabía ser serio, pero nunca perdió esa espontaneidad y esa frescura de hacer bromas, de hacer chistes. La verdad es que era un tío muy cercano.
Tuvimos algunas conversaciones profundas, en las que me sabía aconsejar, en las que también me sabía retar. Lo quise mucho.
¿Tienes algún recuerdo especialmente memorable o entrañable con él?
En la última comunicación que tuvimos, poquito antes de que lo internaran, le conté que estoy esperando una hija. En este momento, mi señora tiene cuatro meses y medio de embarazo.
La alegría y la emoción que él me transmitió son demasiado significativas para mí.
Tengo un montón de recuerdos, anécdotas graciosas, charlas que voy a atesorar siempre en mi memoria.
Pero hoy, por el momento de mi vida que estoy atravesando, en el que tengo por un lado la enorme felicidad de estar esperando una hija, y por otro lado el profundo dolor de haber perdido a un ser tan querido, el recuerdo más significativo que tengo es ese.
¿Cómo recuerdas el momento en que Francisco fue elegido papa? ¿Cómo vivió la familia ese episodio?
Uf, es una película que pasa seguido por mi mente.
Recuerdo que había escuchado a un periodista decir «ojo con Bergoglio, que está ganando cierta popularidad». Yo sinceramente no lo creía. Decía: «son palabrerías… el egocentrismo del argentino promedio».
Me fui a comer a la casa de una familia amiga, empezamos a ver el cónclave, y en el momento en que empieza a salir el humo blanco, yo empecé a temblar, me puse muy, muy, muy nervioso.
Entonces, sale el protodiácono y anuncia «habemus papam«. Yo solo llegué a escuchar «Giorgio Mario». Caí de rodillas frente al televisor y empecé a llorar.

El nombramiento de Jorge Mario Bergoglio como Papa sorprendió al mundo en 2013 | Getty Images
Llamé a mi mamá y le dije «viejita, ya voy para allá». Estaba a unas 15 cuadras de mi casa. Vivimos en una ciudad chiquita, así que nos conocemos todos. Entonces, iba caminando y los autos se paraban en la calle para bajarse y saludarme. Hacía 3 pasos más y frenaba otro auto. Nunca tardé tanto en caminar 15 cuadras como ese día.
En casa abracé a mi vieja, lloramos un ratito, y después empezaron a llegar algunos primos a casa, amigos, el teléfono que explotaba.
Alrededor de las 9:00 pm, entre tanto bullicio y medios de comunicación en la puerta de casa, todas cosas a las que no estábamos acostumbrados, suena el teléfono. Atiendo, y del otro lado se escucha una voz lejana que dice «hola».
«¿Con quién hablo?», digo.
Era el papa Francisco diciendo una palabrota.
—¡Tío! Ya te paso con mamá, ya te paso con mamá.
Y fue todo lo que hablé en ese momento con mi tío. Recuerdo a mamá hablando con él, y ver cómo las lágrimas se le empezaban a secar.
Fue todo muy fuerte, muy fuerte. Nos costó mucho salir del asombro, y obviamente con la demanda de la gente y de la prensa se nos hizo incluso más difícil.
Supongo que, a partir de ese momento, él se volvió una persona mucho más ocupada. También estaba en Roma y nunca regresó. ¿Cómo impactó eso a la familia? ¿Qué tan frecuente siguió siendo ese contacto?
Yo siempre dije que lo que más me importaba era que, en esa distancia tan cruel, mamá fuera la que siempre pudiera tener contacto con él.
Y, gracias a Dios, Jorge todos los domingos llamaba a casa y hablaba con mamá. A veces yo estaba con ella y atendía el teléfono y hablábamos un rato.
Me llamaba para mi cumpleaños. Si yo necesitaba hablar con él, si necesitaba una palabra, un consejo, me comunicaba a través de su secretario y hablábamos.
La verdad es que se ocupó de que, a pesar de los 11.000 km que hay de acá a Roma, fuera todo muy cercano.
¿A quiénes en la familia era más cercano el Papa?
A mi mamá. Tenían una unión muy especial.
Después, con mi primo que es sacerdote eran colegas de profesión, de vocación. Entonces hablaban mucho también.
Pero todos los que necesitáramos comunicarnos con él, teníamos total libertad de hacerlo y la respuesta era automática.

Bergoglio con sus padres y sus cuatro hermanos | Getty Images
Si piensas en tu infancia, ¿cómo podrías describir esa familia que te rodeó al crecer?
Era una típica familia italiana de reunirse los domingos a comer en una mesa larga. Todos los tíos, todos los primos, y a medida que los primos iban creciendo y teniendo sus parejas y formando su familia, cada vez se agrandaba más.
Una familia muy unida. Todos hinchas de River, excepto Francisco, que era de San Lorenzo. Tengo recuerdos maravillosos. Tardes de pileta, vacaciones juntos, una familia increíble. Estoy agradecido con Dios por haberme depositado en esta familia.
¿Qué enseñanza te queda de tu tío?
Me ha dejado un claro mensaje de vivir una vida solidaria, con austeridad, con humildad, con compromiso.
Una vez conversando con él por una situación que a mí me disgustaba, me dice «tenés razón, Jose».
Yo me creí superimportante porque mi tío, que en ese momento era cardenal, me estaba dando la razón a mí, que era un adolescentón.
Hasta que siguió hablando: «Tenés razón, pero ¿sabés qué pasa, Jose? Las cosas se cambian desde adentro, se cambian con compromiso. ¿Vos estás disconforme con las fuerzas policiales? Hacete policía, hacé carrera y cambialo desde adentro. ¿Estás disconforme con la política? Empezá a militar en política, buscá tu espacio, buscá tu lugar, hacé carrera y cambialo desde adentro. Con compromiso y con convicción, podemos tener un mundo mejor».
Creo que es uno de los mensajes más profundo que me quedan como enseñanza.