«Albergará a los peores de los peores», aseguró Washington al poner en marcha el plan de traslado a Guantánamo, su base naval en Cuba, del primer contingente de presuntos delincuentes venezolanos que vivían en Estados Unidos. Informes periodísticos de The New York Times, que ha publicado los nombres de medio centenar de detenidos, y testimonios de las familias ponen en duda que varios de los trasladados sean soldados del Tren de Aragua, la temida banda transnacional que desde la cárcel venezolana de Tocorón extendió sus tentáculos por todo el continente.
Según la cadena CBS, en la actualidad Guantánamo ya alberga a 100 migrantes, todos ellos venezolanos.
El primer caso conocido echa por tierra las acusaciones de la Administración de Donald Trump. Se trata de Luis Alberto Castillo, de 30 años, quien ingresó en territorio estadounidense el 19 de enero, sólo horas antes del regreso del mandatario a la Casa Blanca, a través de la App CBP One, la misma que usaron casi un millón de emigrantes en los dos últimos años. ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo se haya determinado que mi hermano sea miembro del Tren de Aragua o que merezca un trato tan severo?, cuestiona Yajaria Castillo al diario neoyorquino. La joven venezolana reconoció a su hermano en las fotos distribuidas por el gobierno del aterrizaje del primer avión en Guantánamo, después de varios días sin saber de él.
Yajaira teme que contra su hermano conspire su look, un homenaje a su gran ídolo, Michael Jordan. El joven lo lleva tatuado en el cuello, además de usar zapatillas y pantalones de la marca del exjugador de los Bulls.
Al menos tres familias contactadas por la Agencia Efe han realizado denuncias parecidas, pese a las dificultades existentes por la falta de transparencia del gobierno y su defensa a ultranza de estas medidas, que también han conllevado el ataque contra The New York Times por sus reportes. Un grupo de organizaciones, encabezadas por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, se han aliado para presentar una demanda contra el gobierno en representación de las familias, que ni siquiera han tenido acceso a los detenidos porque están incomunicados en la base de Guantánamo.
Las medidas antimigratorias adoptadas por la nueva administración han provocado la decepción y el temor en buena parte de la colonia venezolana, que se siente desamparada por la eliminación del estatus de protección temporal conseguido durante el Gobierno del demócrata Joe Biden.
En paralelo, Washington ha puesto en marcha una estrategia de acercamiento a Nicolás Maduro, pese al megafraude electoral del año pasado y la coronación fraudulenta del mandamás bolivariano. De momento, los vuelos con deportados venezolanos han regresado a Caracas y las licencias para la petrolera estadounidense Chevrón siguen vigentes.
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