Lo que sucedió en la XVI Cumbre de los BRICS, celebrada en la ciudad de Kazán de la Federación Rusa, fue un estruendoso fracaso para el gobierno de nicolás maduro, una señal del deterioro y precariedad del país a nivel internacional.
No existe antecedente de una situación análoga en el mundo diplomático y político internacional. A pesar de que maduro se presentó en la Cumbre seguro de lograr el ingreso de Venezuela a los BRICS y capitalizarlo políticamente, tuvo un “contacto con la realidad”, más bien, un “baldazo de agua fría”, cuando los cinco miembros principales no alcanzaron el consenso para ello.
Urgido de legitimidad, más aún, después del fraude del 28 de julio, maduro viajó a Rusia, tras recibir las seguridades de la vicepresidenta de la República, quien estuvo, con gran prosopopeya mediática, de “avanzada política” en la Cumbre, sobre el ingreso de Venezuela a la organización.
Pero no fue así. maduro llegó a la ciudad de Kazán en Rusia y nadie lo estaba esperando. Después, arribó tarde a la Cumbre, según se desprende del propio video circulado por ellos, y tampoco lo esperaban. Luego, las redes sociales y las imágenes del propio gobierno, lo muestran en los pasillos, al acecho de los líderes mundiales, para la foto.
No hubo ni bilaterales de relevancia con los Jefes de Estado, ni acuerdos o encuentros con los países petroleros presentes, ni ruedas de prensa internacionales. maduro fue seis años Canciller y ya tiene 11 de Presidente de la República, por lo que debe resultarle obvio que sus colaboradores de más confianza, lo expusieron a “un papelazo” internacional.
Todo lo sucedido, da pena ajena y tristeza, por la situación de debilidad de nuestro país en el ámbito internacional, donde no tenemos ningún peso ni relevancia en la geopolítica mundial, justamente, por la precariedad a la que el madurismo ha conducido nuestra patria.
No importa que tengamos las mayores reservas de petróleo del planeta, si nuestra producción petrolera ha colapsado y caído en un 70% desde 2013. No contamos en el BRICS y no contamos en la OPEP. En las Naciones Unidas, ni siquiera podemos votar, porque el país no ha pagado su respectiva cuota (cosa que sí han hecho, Cuba, Haití y los países más pobres de África).
El país atraviesa la peor crisis de nuestra historia, que se refleja en el colapso de la economía y de la producción petrolera, la pobreza generalizada de nuestro pueblo, la diáspora de más de 7 millones de venezolanos y la ausencia de legitimidad de sus instituciones.
En el BRICS están presentes países con diversos sistemas políticos, desde democracias, autocracias, hasta monarquías. Pero todas ellas gozan de confiabilidad en los compromisos que asumen y tienen elementos que aportar para el fortalecimiento de la iniciativa.
Por la composición del BRICS, parecería lógico que Venezuela formara parte de la misma; esto habría sido así para el país con Chávez, pero no para el desastre en el que el madurismo ha convertido a nuestra patria.
La oportunidad de ingresar para Venezuela, se abrió en la XV Cumbre del BRICS en Sudáfrica, en agosto de 2023, donde, al final, se decidió invitar a 6 países (de 23 solicitantes, contando a Venezuela) para que fueran miembros plenos: Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, dando forma a los BRICS+. Pero, cuando Milei asume la Presidencia en Argentina, decide retirar a su país y quedó abierta la vacante de un cupo para Latinoamérica, para el cual buscaban su postulación Venezuela, Bolivia y Colombia.
Ciertamente, como quedó expresado en la discusión entre los miembros principales del BRICS+ en la Cumbre de Kazan, Venezuela, en estas condiciones materiales y sumergida en el abismo de la crisis política y económica, no tiene nada que ofrecer a una iniciativa que le disputa la hegemonía económica internacional, nada más y nada menos, que a los países del G-7.
Aunque la discusión entre los miembros no fue pública, el resultado es que no hubo consenso para el ingreso de Venezuela. Realmente, no se sabe qué opinó cada uno, solo se ha hecho pública la posición de Brasil, que de manera honesta y transparente, ha dicho lo que piensa; probablemente, porque es el país más importante de la Región, encabezado por el Presidente Lula Da Silva, que no es cualquier cosa.
Pero, nadie puede saber qué dijeron el resto de los integrantes principales: Rusia, China, Sudáfrica e India, así como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopía e Irán, estrenando su membresía obtenida en 2023.
La campaña de maduro y su vicepresidenta para ingresar al BRICS, se basaba en ofrecer nuestras inmensas reservas de petróleo y gas. Pero resulta que, el BRICS, tiene bastante petróleo y gas, pues allí están: Rusia, el tercer mayor productor de petróleo del mundo y segundo de gas; Arabia Saudita, el segundo mayor productor del mundo; Irán (sexto de petróleo y segundo de gas), los Emiratos Árabes Unidos (séptimo de petróleo y catorce en gas), Argelia, Nigeria y Kazajistán, los tres últimos, como países socios.
Éstos, ya integrantes del BRICS, como países miembros o socios, producen en conjunto 30 millones de barriles día de petróleo; Venezuela produce, escasamente, 880 mil barriles día de petróleo, de los cuales, 227 mil barriles día los maneja la Chevron a su antojo.
Entonces, es más que eso. Por cierto, ninguno de estos productores de petróleo y gas, estuvo haciendo ofrecimientos de entregar sus reservas de hidrocarburos a nadie, pues estas naciones petroleras son soberanas en el manejo de sus recursos. ¡Es para pensar!
En esta Cumbre de los BRICS+ en Kazan, fueron admitidos, como países socios: Argelia, Bielorusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. Mientras que, la posición como país miembro pleno que le corresponde a Latinoamérica, quedó vacante.
Es curioso notar que, de Latinoamérica, ingresaron como países socios, Bolivia y Cuba, mientras Venezuela quedó fuera.
De inmediato, el gobierno arremetió en contra de Lula y de Brasil. El Comunicado de la Cancillería se cuida de no mencionar directamente la figura del Presidente Lula, pero todo su aparato de propaganda ya desató el linchamiento moral contra el mandatario brasilero. De este tipo de campañas hay varias cosas que hay que destacar, porque obedecen a un patrón de conducta del gobierno venezolano contra cualquier disidencia política, sobre todo, si proviene de dirigentes de izquierda.
El comunicado del gobierno de Venezuela señala que Itamaraty, es decir, la Cancillería brasileña, que, obviamente, responde a las decisiones del presidente de la República, “actúa” como Bolsonaro, recurriendo al chantaje permanente contra la izquierda, de que “si no estás con maduro, estás con la derecha”. Éste ha sido el recurso constante del madurismo para pedir apoyos incondicionales a la izquierda, maniobra que, cada vez, tiene menos efectividad, porque quien tenga dos dedos de frente, entiende que el de maduro es un gobierno de derecha y que, por supuesto, no es chavista.
Luego, y de manera coordinada, el fiscal violador de los derechos humanos declara en contra de Lula: primero, lo llamó “agente de la CIA”, y ahora, “cobarde”, porque no asistió a la Cumbre, al haber sufrido un accidente doméstico. Como si fuera poco, este señor, que tiene muchas cuentas que rendir ante el pueblo venezolano y en tribunales internacionales, pide que se abra una “investigación” al presidente Lula, por la decisión de Brasil en los BRICS.
Habría que preguntarse a cuenta de qué un fiscal tiene que referirse a presidentes de otros países, y por qué tiene “carta blanca” para ofender a jefes de Estado. Este individuo, que es un mandadero del madurismo, llega al colmo de pretender abrir una investigación a Lula, un jefe de Estado. En un país sin instituciones, el Ministerio Público se abroga la conducción de la política internacional. Si así actúan con el presidente Lula, ¿qué quedará para el pueblo venezolano?
Secundando al fiscal violador de los derechos humanos, toda la maquinaria de propaganda del gobierno arremete contra Lula, en un verdadero linchamiento moral, inaceptable e indignante.
De todo esto que le sucede a Lula, podemos hablar con propiedad, porque lo sufrimos en carne propia. Al extremo de que han arremetido –y arremeten–, no sólo en mi contra, sino en contra de mi familia; incluso, desde hace más de 2 años mantienen secuestrado a mi hermano en la DGCIM.
Lo que el gobierno debería hacer es darse cuenta de lo que ha sucedido en su dimensión política. Una cosa es la política doméstica, donde ellos tienen el control social y han impuesto el miedo; y otra, es la política internacional, donde tienen que verse las caras con gobiernos soberanos, que tienen sus propios puntos de vista, como es el caso de Brasil y el presidente Lula.
No puede pretender el gobierno de maduro hacer lo que le da la gana, violar acuerdos, robarse las elecciones, mentir y pensar que tendrá solidaridades automáticas. Por lo menos, no de parte de presidentes como Lula. Las declaraciones de Celso Amorín, asesor internacional del presidente brasileño, fueron muy claras: “Con Venezuela, se perdió la confianza”.
El madurismo ha cometido errores estratégicos que más temprano que tarde le costarán el poder: arremetió contra el legado de Chávez y perdió el fervor del pueblo. Derogó la política de Plena Soberanía Petrolera y destruyó insensatamente Pdvsa, el eje central de nuestra economía, entregada al saqueo de sus grupos de poder. Uno tras otro, van cayendo todos “los campeones” del madurismo en Pdvsa o el Ministerio de Petróleo, envueltos en sucesivos escándalos, hechos ilícitos y pases de factura, sepultando al país en el caos económico y social. El colapso de la producción petrolera, que inició desde el mismo 2014, no sólo provocó la profunda crisis económica y social, sino que privó al país de la única herramienta geopolítica en el ámbito internacional.
Luego, en la medida que le han dado la espalda al pueblo y ha perdido apoyo político y base social, el gobierno ha recurrido a la violación de los derechos humanos como política de Estado, es un régimen represivo, impopular, que se define a sí mismo, como policial.
De manera inexplicable, han concentrado el poder en operadores políticos antichavistas que responden a intereses particulares y que han demostrado su incapacidad en el manejo de temas fundamentales para el país.
Entregó el manejo de la economía a sus grupos económicos y aliados internacionales. El paquetazo de 2018, ha arrasado con los derechos y conquistas laborales, con los salarios y pensiones, con el bolívar, mientras, se han apropiado de las empresas del Estado, destruido nuestros bosques y saqueado nuestros recursos.
Por inacción y errática política internacional, y una pésima actuación ante organismos multilaterales de justicia, cedieron nuestra soberanía en El Esequibo. Allí están instaladas las transnacionales petroleras, Exxon Mobil y CNOOC de China, desde 2015, produciendo hoy 660.000 barriles día de petróleo y con una proyección de alcanzar 1,2 millones de barriles día de petróleo en 2027.
Luego, estos “expertos”, le recomendaron a maduro adelantar las elecciones, para “arrasar” y ganar legitimidad internacional; sin embargo, ello resultó en un fracaso estrepitoso, que puso en evidencia el inmenso rechazo popular a su gobierno y recurrió a un fraude masivo y burdo, que le restó la poca credibilidad que le quedaba, sobre todo en nuestra región, y coloca a nuestro país en otra situación.
Lo sucedido en la Cumbre de los BRICS es un verdadero desastre y son señales claras del aislamiento internacional del país y del costo que está teniendo, en todos los espacios, la actuación del gobierno en contra de los intereses nacionales y del pueblo venezolano.