ARCHIVO – Manifestantes leales al presidente Donald Trump en el Capitolio de Estados Unidos en Washington, el 6 de enero de 2021.
El 6 de enero de 2021, miles de simpatizantes del expresidente Donald Trump irrumpieron en el Capitolio de Estados Unidos para intentar detener la confirmación de Joe como presidente electo, en lo que se convertiría en un “día oscuro en el calendario de la historia estadounidense”, según historiadores.
Por VOA
Alentados por la retórica del entonces mandatario, entre 2.000 y 2.500 seguidores de Trump entraron de forma violenta en la sede legislativa en Washington. Unas nueve personas murieron en relación con el asalto, entre ellas dos policías. Más de 150 agentes resultaron heridos y muchos de ellos todavía sufren secuelas. El incidente está registrado como el más serio en el Capitolio, desde el ataque de las fuerzas británicas en 1812.
Tres años después, este inédito hecho todavía permanece en el centro de una política cada vez más polarizada. De un lado, se resta importancia y se intenta pasar página; del otro, se insiste en catalogar al asalto como una “insurrección” y a sus protagonistas como peligrosos actores en contra de la democracia.
Una investigación liderada por legisladores demócratas señaló a Trump como el principal instigador de la turba que atacó el Capitolio, alentada por las afirmaciones – sin base- de que las elecciones de 2020 le fueron robadas, un planteamiento que el expresidente mantiene, a pesar de enfrentar un caso federal y otro estatal por su papel en los acontecimientos que rodearon al 6 de enero y su supuesta interferencia en los comicios.
El asalto al Capitolio cobra aún más importancia en un año electoral como este 2024, donde es muy probable que se materialice una revancha entre Trump, el principal candidato a la nominación republicana, y el mandatario incumbente Joe Biden. La confianza en las instituciones y la protección de la democracia están en juego en estas elecciones, según analistas.
Miles se reúnen, Trump llama a marchar al Capitolio
Desde el día anterior, miles de simpatizantes de Trump comenzaron a llegar a Washington para escuchar al expresidente, quien había convocado a un masivo encuentro en los terrenos del National Mall, cerca de los edificios de gobierno y la Casa Blanca. Desde horas tempranas de la mañana, la policía y el servicio secreto comenzaron a tomar nota de la afluencia de personas y los atuendos tácticos de algunos, en su gran mayoría exmilitares, miembros de grupos extremistas como los Proud Boys y Oath Keepers.
Cerca de las 12 del mediodía, ante una muchedumbre de miles de sus seguidores, Trump afirma que juntos “detendrán el robo” mientras continúa afirmando sin pruebas que la victoria en las presidenciales le fue robada.
“Nunca recuperaremos nuestro país con debilidad. Tienen que mostrar fuerza y tienen que ser fuertes”, añadió, al tiempo que urgió a todos a marchar hacia el Capitolio, prometiéndoles que se les uniría más tarde. El exmandatario no había terminado su intervención y ya cientos de manifestantes comenzaban a dirigirse al Congreso.
Congreso se reúne para confirmar a Biden
“Espero que Mike haga lo correcto. Eso espero. Eso espero. Porque si Mike Pence hace lo correcto, ganaremos las elecciones”, dijo Trump a sus seguidores. Antes, había tuiteado que “si el vicepresidente Mike Pence nos apoya, ganaremos la presidencia”. En sus publicaciones, el expresidente insinuaba que su compañero de dupla podía desconocer los resultados certificados de las elecciones. Pence, como es tradición, era el encargado de presidir la audiencia conjunta de confirmación en el Senado en su calidad de vicepresidente.
Según registros de la Cámara Alta, poco antes del inicio de la sesión de confirmación, a la 1:00 pm hora local, “lo que parecía un muro de personas llegó de repente a una cuadra al oeste del Capitolio”.
Pence había publicado una carta ese mismo día diciendo que no creía que los Padres Fundadores de EEUU “tuvieran la intención de otorgar al vicepresidente autoridad unilateral para decidir qué votos electorales debían contarse durante la Sesión Conjunta del Congreso”.
Turba derriba barreras y entra al Capitolio
Mientras la Cámara y el Senado se preparaban para comenzar, seguidores del expresidente derriban las primeras barreras y comienzan a avanzar por las escaleras hacia la segunda línea de obstáculos. La policía del Capitolio se retira al darse cuenta de la magnitud de la muchedumbre, que tiene acceso abierto a las escaleras y la explanada oeste del edificio.
Los asaltantes comienzan a tener encontronazos con los oficiales de policía a gritos de “¡Traidores!”. Mientras, dentro, Mike Pence y los legisladores inician la sesión conjunta.
En cuestión de minutos, la muchedumbre en el lado oeste del Capitolio sube los muros y llega a los balcones.
“Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que debería haberse hecho para proteger nuestro país y nuestra Constitución, dando a los estados la oportunidad de certificar un conjunto de hechos corregidos, no los fraudulentos o inexactos que se les pidió que certificaran previamente. ¡EEUU exige la verdad!”, tuitea Trump. Estas palabras alientan a los asaltantes, que luego entrarían al edificio a gritos de “¡Pence traidor!”.
Caos, evacuaciones y enfrentamientos
Ante las amenazas y la cercanía de una turba cada vez más envalentonada, Pence es llevado a una locación segura. El Senado también es evacuado y a los legisladores de la Cámara se les indica que se preparen para esconderse debajo de sus asientos. Los periodistas dentro del Congreso comienzan a informar sobre la situación dentro del Congreso.
Al verse desbordados, a la 1:49 pm la Policía del Capitolio pidió asistencia inmediata a la Guardia Nacional. Las fuerzas del orden del Distrito de Columbia declararon disturbios en el edificio.
Los asaltantes irrumpieron en el primer piso tras romper ventanas en la fachada sur y saltar a través de ellas. El oficial Eugene Goodman confronta a la multitud y la redirige lejos de las puertas del Senado, a sólo unos metros de distancia, permitiendo la evacuación de quienes todavía quedaban en la sala.
Poco después Jacob Chansley, el Chamán QAnon, reconocible por su torso desnudo, la cara pintada y su tocado vikingo, llegó junto a otros asaltantes al Senado y se sentó en la silla ocupada una hora antes por Pence. Chansley se negó a levantarse de la poltrona hasta después de que la policía llegara. Luego fue sentenciado a 41 meses de cárcel, de los que sirvió 27.
Poco después, miembros del grupo extremista Proud Boys, ataviados con vestimenta militar y gases, se abrieron paso hacia la rotonda central del edificio. Al mismo tiempo, un grupo de asaltantes rompen vidrios y puertas en una de las zonas oeste del edificio, muy cerca del recinto de la Cámara de Representantes, lo que desencadenó un enfrentamiento de dos horas con la policía que después sería calificado por el Departamento de Justicia como uno de los “enfrentamientos más violentos” del 6 de enero.
En ese mismo pasillo, uno de los accesos al lobby del Presidente de la Cámara, la exmilitar Ashli Babbit recibiría un disparo mortal minutos más tarde, mientras trataba de entrar por una puerta rota a los salones de donde eran evacuados los legisladores. Un escuadrón de respuesta de emergencia de la policía que se acercaba a la escena para despejar la zona le dio los primeros auxilios a Babbit, quien después moriría en un hospital a causa de la herida.
Asaltantes expulsados y Biden confirmado como presidente
Unas cuatro horas después del pedido de ayuda hecho por la Policía del Capitolio, la Guardia Nacional de EEUU llega al auxilio y en conjunto con los agentes de la ciudad y el recinto logran finalmente asegurar el edificio, sobre las 5:20 pm hora local. La ciudad decreta un toque de queda a las 6 :00 pm. Para esa hora ya se podían ver escasos asaltantes en los alrededores del edificio.
Trump pide en un tuit a quienes todavía quedan en el Capitolio que “regresen a casa en amor y paz”.
“Estas son las cosas y eventos que suceden cuando una victoria sagrada y aplastante es despojada de manera tan brutal y sin ceremonias de grandes patriotas que han sido tratados mal e injustamente durante tanto tiempo”, escribió en Twitter, que dos días después borró la cuenta del expresidente por violar sus políticas contra la desinformación. Luego, la compañía suspendería de por vida al prolífico tuitero, – quien en respuesta fundaría su propia red Truth Social-, para luego darle la bienvenida más de dos años después, tras ser comprada por Elon Musk y pasar a ser conocida como X.
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