Foto: AFP
En sus 20 años de ordeno y mando en Turquía, Recep Tayyip Erdogan nunca se encontró antes con un adversario político tan potente, ni con tantas manifestaciones multitudinarias a su favor, como las que ha mandado dispersar en los últimos cinco días. Al islamista que se comporta, y recurre a las mañas propias de un dictador, le ha salido un adversario que hace temblar su trono: Ekrem Imamoglu, el alcalde depuesto de Estambul.
Este socialdemócrata del Partido Republicano del Pueblo (CHP) se ha convertido en una amenaza más fuerte dentro de la cárcel, donde le trasladaron el domingo, que fuera de ella. Si Erdogan pensaba que con su detención y encarcelamiento se había deshecho del hombre que le arrebató a su partido la alcaldía de Estambul en 2019, se equivocó.
Tampoco parece que, al menos de momento, le haya salido bien la jugada de presionar a la universidad para que le retiren el título de graduado en Administración de Empresas a Imamoglu, condición indispensable, tener una licenciatura, para poder ser candidato a la Presidencia en Turquía. El «preso» no se da por notificado, sigue ganando simpatizantes y su partido, pese a su ausencia, celebró ayer unas primarias donde arrasó y quedó proclamado oficialmente candidato para disputar un mano a mano con Erdogan en las elecciones presidenciales de 2028.
La decisión del juez de enviar al alcalde de Estambul, depuesto ayer, bajo la acusación de «corrupción» únicamente ha conseguido caldear más los ánimos de una población incendiada que lleva cinco noches consecutivas echada a la calle para reclamar la libertad de Imamoglu. En no menos de 55 de las 81 provincias turcas se registran movilizaciones y revueltas que reclaman su liberación, según informa Afp.
Este líder y alcalde, de enorme popularidad, a su 53 años ha logrado las movilizaciones más numerosas del país de la última década. Miles de personas han estado concentradas a las puertas del Ayuntamiento de Estambul. Pero también en Ankara y otras ciudades se han celebrado marchas de apoyo a favor del hombre que denuncia un «golpe de Estado» a la democracia y pide a la población unirse para recuperar la democracia.
Erdogan, que fue diez años primer ministro y lleva otros tantos como presidente, calificó las revueltas de «terror en la calle» al que no piensa sucumbir. Pero la ola de protestas empieza a recordar a los episodios de 2013 que empezaron en el parque Gezi de Estambul por la construcción de un centro comercial y terminaron expandiéndose a buena parte de Turquía.
Ekrem Imamoglu, que fue reelecto a la alcaldía el pasado año, no baja los brazos pese a enfrentarse a un futuro incierto mientras se encuentra en prisión preventiva. Desde la cárcel a la que le trasladaron se dirigió el domingo pasado a la población en un mensaje en su cuenta de X, donde animaba: «Querida nación: nunca pierdas la esperanza. Desmontaremos todos juntos este golpe contra nuestra democracia, esta mancha negra».
Los cargos que le imputan y que tanto él como el CHP y el gentío que se manifiesta por las noches consideran un invento de Erdogan, son: registro ilegal de datos personales, soborno, manipulación de licitaciones y creación de una organización delictiva. Este último, al menos de momento, quedó descartado en la resolución del juez que, sin embargo advierte, «una fuerte sospecha de que el acusado ha ayudado a una organización terrorista».
Originalmente publicado en el diario El Debate de España
