Estados Unidos anunció el viernes una serie de nuevas sanciones contra el sector petrolero iraní «en respuesta al ataque del 1 de octubre contra Israel, el segundo ataque directo este año».
Según un comunicado del Departamento del Tesoro, las sanciones afectan a todo el sector, así como a una veintena de buques y empresas con sede en el extranjero, todos ellos acusados de estar implicados en el transporte de petróleo y materiales petroquímicos iraníes.
Las empresas afectadas tienen su sede principalmente en China, pero también están comprendidas dos emiratíes y una liberiana.
Los propietarios de los buques, instalados fundamentalmente en Panamá, Malasia y las Islas Marshall, también están en el punto de mira.
Today, the US is expanding sanctions on Iran’s petroleum and petrochemical sectors in response to Iran’s October 1 attack on Israel, its second direct attack on Israel this year. https://t.co/rlEkh1JxAH
— Treasury Department (@USTreasury) October 11, 2024
El objetivo de las sanciones al sector petrolero de Irán
Según el Departamento del Tesoro, el objetivo de las medidas es aumentar la presión financiera sobre Teherán y «limitar la capacidad del régimen para obtener los ingresos necesarios para desestabilizar la región y atacar a los socios de Estados Unidos».
«Las sanciones de hoy van dirigidas contra los esfuerzos de Irán por destinar los ingresos generados por su industria energética a financiar actividades mortíferas y perturbadoras, con graves consecuencias para la región y el mundo», declaró la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, citada en el comunicado.
Las sanciones al sector petrolero conlleva a la congelación de los activos que las empresas con sanciones poseen directa o indirectamente en Estados Unidos, y prohíben a las compañías con sede en Estados Unidos o a los ciudadanos estadounidenses comerciar con ellas, a riesgo de ser sancionadas a su vez.
También complican el comercio para las empresas sancionadas, al limitar su capacidad de utilizar el dólar en sus transacciones.
El 1 de octubre, Irán lanzó unos 200 misiles contra Israel como represalia por el asesinato del jefe del movimiento palestino Hamás en Teherán, atribuido a Israel, y del jefe del Hezbolá libanés y un general de la Guardia Revolucionaria iraní en un ataque israelí cerca de Beirut.
Desde entonces, Israel ha prometido responder y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, anunció el miércoles que ese ataque sería «mortífero, preciso y sorprendente».
Sin embargo, Washington intenta limitar la magnitud de la respuesta israelí para evitar una expansión generalizada en Oriente Próximo.
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