El gobierno de Ecuador anunció el miércoles una disminución en los racionamientos de luz de 14 a ocho y seis horas diarias durante los próximos cinco días de un largo feriado, en medio de una crisis energética que amenaza con prolongarse hasta diciembre.
Más temprano, el presidente Daniel Noboa ofreció que el Estado pague una parte de las facturas de la luz de los ciudadanos hasta febrero de 2025.
Los horarios reducidos buscan “minimizar el impacto” durante los días de descanso, indicó el ministerio de Energía en un comunicado, pero no aclaró si el nuevo cronograma seguirá vigente una vez que concluya el feriado.
Dijo también que las lluvias de los últimos días “han mejorado las condiciones de los ríos” que abastecen a una de las centrales hidroeléctricas más grandes del oriente de Ecuador —la de Coca Codo Sinclair—, mientras que otro importante complejo de tres centrales —Mazar—, en el sur del país, aumentó su nivel de 2.111 metros (6.925 pies) a 2.114 (6.935 pies) sobre el nivel del mar.
El 72 % del sistema de generación eléctrica del país depende del agua.
En un nuevo decreto emitido horas antes, el mandatario ecuatoriano extendió un mes más la medida, que previamente ya había prometido cubriría el consumo de zonas residenciales hasta 180 kw/hora, lo que equivale a un promedio de 20 dólares al mes en las facturas de los hogares.
A la par, las operadoras de telefonía móvil privadas ofrecieron diferir a tres meses el pago de la mensualidad de noviembre, y la pública flexibilizará el cobro a seis meses, según un acuerdo al que se refirió el ministro de Gobierno, Arturo Félix, en la red social X. El gobierno también ofreció entregar cobertura de internet adicional a los usuarios en compensación, dijo el ministro de Telecomunicaciones, César Martín.
Estos anuncios se dan en medio de los racionamientos de hasta 14 horas —que rigen hasta el miércoles por la noche— y que han tenido un fuerte impacto sobre las familias ecuatorianas, las cuales ven sus rutinas alteradas debido a los prolongados cortes, y también sobre pequeñas y medianas empresas, así como industrias de gran tamaño.
Ecuador atraviesa una crisis energética que las autoridades atribuyen a la peor sequía en los últimos 60 años, especialmente en la zona austral. La operación está afectada por la falta de agua en los caudales de los ríos que la alimentan.
El sector productivo y especialistas han cuestionado a los últimos gobiernos, incluido el de Noboa, por no tomar acciones ante una situación que era evitable, pues los periodos de escasez de lluvias se presentan cada año y ya había advertencias en informes internos del operador de electricidad.
Los racionamientos de energía se iniciaron a finales del año pasado, en la recta final del gobierno del presidente Guillermo Lasso, y continuaron durante el inicio del de Noboa.
Noboa solicitó la víspera a su par de Colombia, Gustavo Petro, la venta de energía para paliar la situación, pero la respuesta fue negativa. El Estado quedó a la espera de poder adquirir energía a empresas privadas de ese país.
El gobierno ecuatoriano ha planteado como alternativa el uso de generadores eléctricos, alimentados con combustible, y el incremento de la generación en termoeléctricas que, ha dicho, creció en más de 400 megavatios. El déficit en el suministro oscila entre 1.000 y 1.400 megavatios, según cifras oficiales.
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