Explorando los insólitos secretos de belleza de íconos de Hollywood clásico, donde estrellas como Joan Crawford y Rita Hayworth recurrían a prácticas impensables en busca de la juventud eterna (Créditos: Andrea Meneses)
Adentrarse en los secretos de belleza del antiguo Hollywood es abrir las puertas a un mundo de extravagancia y misterio, donde estrellas de la pantalla plateada como Marlene Dietrich, Rita Hayworth, Marilyn Monroe y Joan Crawford buscaban la perfección a cualquier costo. Desde las celebridades más icónicas hasta las musas menos conocidas, cada una dejó su huella única en la búsqueda perpetua del glamour.
Por Infobae
La belleza hollywoodense del siglo XX escondía métodos estéticos poco convencionales: algunos podrían resultar impensables de aplicarse hoy en día, pero, muchos otros, se han convertido en tendencias.
Lo que sí es seguro es que la mayoría de las personas alrededor del mundo se rehusarían a recurrir a varias de estas prácticas. Sin embargo, el afán de lucir lo más cerca a la perfección es algo que las redes sociales han instaurado en el pensamiento colectivo de las nuevas generaciones.
A través de estas excentricidades, el viejo Hollywood revela un fascinante caleidoscopio de técnicas y rituales, donde la belleza era un arte en constante evolución.
Polvo de oro en las pelucas
Conocida por su singular belleza y su exigente sentido del estilo, la actriz Marlene Dietrich era un símbolo pionero del glamour de la época dorada de Hollywood. La actriz y bailarina de cabaret alemana era dueña de una fuerte personalidad, que combinaba a la perfección con su elegancia única.
Marlene destacaba por su audaz elección de complementos de belleza, como su característico look ahumado, pómulos esculpidos, labios definidos e icónicas pelucas, que estilizaba de una manera peculiar. Según cuenta el libro Max Factor: The Man Who Changed the Faces of the World, la diva “insistía en que le espolvorearan oro comprimido, que costaba $60 dólares la onza, sobre las pelucas para darles un brillo especial en la pantalla”.
Este detalle no solo realzaba su apariencia, sino que también subrayaba su estatus como una de las figuras más glamurosas del cine en la década de los años 30, cuando se consolidó como la estrella de la pantalla grande mejor pagada en aquella época.
Colgarse boca abajo a diario
Fannie Ward, la icónica actriz de cine mudo nacida en el siglo XIX, se destacó por su particular rutina de belleza para preservar su apariencia juvenil.
Ward solía colgarse boca abajo durante treinta minutos al día. La artista estaba segura de que hacerlo estimulaba el flujo sanguíneo hacia la cara, revitalizando y rejuveneciendo la piel de su rostro. A pesar de los rumores que sugerían cirugías plásticas, ella siempre atribuyó su “eterna juventud” a este peculiar método, negando cualquier procedimiento estético.
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