
Mientras Venezuela lidia con una de las crisis de desplazamiento más graves del mundo, la arquitecta e investigadora urbana Sameedha Mahajan presenta un enfoque innovador que prioriza el autogobierno sobre la dependencia de la ayuda. Su iniciativa Kits Comunitarios (Community Kits) introduce un modelo centrado en las personas para empoderar a las comunidades desplazadas a través del intercambio de recursos, la independencia económica y la cohesión social. En esta entrevista, Mahajan analiza la necesidad urgente de soluciones sostenibles e impulsadas por la comunidad y cómo su filosofía de diseño puede transformar las vidas de los venezolanos desplazados.
Sameedha Mahajan es arquitecta y diseñadora urbana con experiencia en infraestructura crítica, aviación y arquitectura sanitaria. Es licenciada en Arquitectura por la India y tiene una maestría en Diseño Urbano por la Universidad Carnegie Mellon. Su trabajo se centra en la intersección del diseño, las políticas públicas y el desarrollo urbano, con especial énfasis en la resiliencia, la salud pública y la equidad urbana. Además de su práctica profesional, contribuye activamente al discurso arquitectónico a través de investigaciones, publicaciones y conferencias. Sameedha se compromete a promover soluciones de diseño inclusivas y sostenibles que aborden los desafíos urbanos contemporáneos.

Sameedha Mahajan como oradora del panel y anfitriona de un taller en la Conferencia de Mujeres en Liderazgo de Society of Women Engineers en la Universidad de Michigan
―Venezuela tiene más de siete millones de personas desplazadas, que enfrentan un colapso económico, inestabilidad política y desafíos ambientales. ¿Cómo aborda su enfoque estos complejos problemas?
―La crisis de desplazamiento en Venezuela es multidimensional: no se trata solo de vivienda, sino también de inestabilidad económica, falta de infraestructura y fragmentación social. Los modelos de ayuda tradicionales a menudo crean dependencia a largo plazo sin fomentar la resiliencia. Mi enfoque cambia el enfoque del socorro de emergencia a la autosuficiencia. La iniciativa Kits Comunitarios, junto con Women’s Courtyards y Community Schools, tiene como objetivo empoderar a las personas desplazadas, especialmente a las mujeres, para construir comunidades sostenibles y autogobernadas en lugar de depender de la ayuda externa.
―¿Qué son exactamente los Kits Comunitarios y cómo funcionan?
―Los Kits Comunitarios son un conjunto de herramientas y materiales esenciales diseñados para fomentar la participación colectiva y la independencia económica. Cada kit incluye artículos como cocinas solares, máquinas de coser y herramientas de jardinería, pero en lugar de distribuirse individualmente, se comparten entre una red de mujeres. Este modelo fomenta el uso cooperativo, creando microeconomías dentro de las comunidades desplazadas. Por ejemplo, un grupo podría usar la máquina de coser del kit para iniciar un negocio de sastrería, mientras que otro podría usar herramientas de jardinería para la agricultura urbana a pequeña escala. Al fomentar la colaboración, estos kits promueven tanto la cohesión social como la estabilidad económica.
―Usted ha enfatizado el papel de la mujer en su modelo. ¿Por qué es eso fundamental para su enfoque?
―Las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada por el desplazamiento, a menudo cargando con la responsabilidad del cuidado de los niños y la administración del hogar, mientras que tienen un acceso limitado a las oportunidades económicas. Los patios de mujeres, un elemento clave de mi diseño, brindan espacios comunales seguros donde las mujeres pueden desarrollar habilidades, iniciar negocios y apoyarse mutuamente. Estos espacios están inspirados en patrones de asentamientos informales donde los patios compartidos se convierten naturalmente en centros de la vida diaria. Al integrar programas de desarrollo de habilidades, como textiles o agricultura urbana, estos patios ayudan a las mujeres a pasar de la supervivencia a la estabilidad. Les proporciona un espacio para fomentar de forma segura las conexiones sociales y volverse autosuficientes.

Migrantes venezolanos esperan en un refugio durante la pandemia para cruzar el paso fronterizo entre Colombia y Venezuela. Octubre, 2020. Foto: AFP
―Más allá de los hogares individuales, ¿cómo promueve su modelo la resiliencia comunitaria a largo plazo?
―La Escuela Comunitaria es la pieza final del rompecabezas. Es un espacio de aprendizaje y trabajo modular y flexible que brinda capacitación vocacional y oportunidades de empleo. Estas escuelas emergentes se pueden adaptar a diferentes necesidades, ya sea para capacitación en habilidades digitales, artesanías o agricultura urbana. En lugar de simplemente ofrecer educación, crean caminos para que las personas desplazadas ingresen a la fuerza laboral, reduciendo el ciclo de pobreza y dependencia. La idea es integrar la vivienda con la sostenibilidad económica para que los venezolanos desplazados no solo sobrevivan sino que prosperen.
―Muchas soluciones de desplazamiento se centran en refugios temporales y ayuda de emergencia. ¿Por qué aboga por un enfoque diferente?
―El desafío con la mayoría de los esfuerzos de socorro es que tratan el desplazamiento como una crisis temporal, pero para millones de personas se ha convertido en una realidad a largo plazo. En lugar de simplemente proporcionar refugios, necesitamos crear entornos de vida que promuevan la autosuficiencia. Mi enfoque trata a las personas desplazadas no como receptores de ayuda sino como participantes activos en la reconstrucción de sus vidas. Cuando las comunidades tienen control sobre su propio desarrollo, a través de recursos compartidos, iniciativas económicas y programas educativos, se vuelven más resilientes e integradas en la sociedad.
―¿Qué papel juegan los responsables políticos y los planificadores urbanos para hacer realidad esta visión?
―Las políticas gubernamentales y los esfuerzos humanitarios deben ir más allá de las soluciones temporales e incorporar iniciativas dirigidas por la comunidad en las estrategias de planificación urbana. Muchos venezolanos desplazados carecen de reconocimiento legal, lo que les dificulta el acceso a la vivienda y el empleo. Al incorporar marcos como la Iniciativa de los Kits Comunitarios en las políticas urbanas, podemos crear vecindarios integrados que apoyen la inclusión económica en lugar de la marginación. La colaboración entre arquitectos, responsables políticos y organizaciones de base es esencial para convertir estas ideas en acción.
―¿Qué sigue para su trabajo y cómo ve evolucionar este modelo?
―Actualmente estoy trabajando en la adaptación del modelo de los Kits Comunitarios para diferentes regiones, adaptándolo a las necesidades y contextos culturales locales. Cada crisis de desplazamiento es única, pero el principio básico sigue siendo el mismo: pasar de la dependencia al empoderamiento. Ya sea en Venezuela, India u otros países que enfrentan desplazamientos a gran escala, el objetivo es crear comunidades autosuficientes y resilientes que puedan reconstruir su futuro en sus propios términos.
―¿Qué se podría hacer en Venezuela para que funcionen los Kits Comunitarios?
―Para que este modelo funcione en Venezuela, es necesario abordar varios factores:
- Aceptación de la comunidad y asociaciones locales: el éxito de la iniciativa de los Kits Comunitarios depende de la colaboración con organizaciones de base, cooperativas de mujeres y líderes locales. Es esencial generar confianza y garantizar la participación activa de las comunidades desplazadas.
- Apoyo político y legal: las agencias gubernamentales y los responsables de la formulación de políticas deben crear marcos que apoyen las soluciones de vivienda dirigidas por la comunidad. Esto incluye proporcionar reconocimiento legal a las comunidades desplazadas, asegurar la tenencia de la tierra y facilitar oportunidades de microfinanciamiento.
- Inversión en infraestructura sostenible: es necesario incorporar recursos como el acceso a agua limpia, materiales de construcción sostenibles y soluciones de energía renovable en los asentamientos informales para mejorar las condiciones de vida.
- Integración económica y formación profesional: las escuelas comunitarias y los patios de mujeres deben alinearse con los mercados laborales locales, ofreciendo capacitación en campos como la agricultura urbana, la producción textil y las habilidades digitales para garantizar la independencia financiera a largo plazo en el contexto de la economía venezolana.
- Escalabilidad y adaptabilidad: la iniciativa debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse a las diferentes regiones y contextos culturales de Venezuela. Los asentamientos urbanos pueden requerir un enfoque diferente al de las áreas rurales, y se deben fomentar las adaptaciones locales.
- Apoyo y financiación internacionales: si bien el modelo se centra en la autosuficiencia, la financiación inicial de organizaciones internacionales, ONG y donantes humanitarios puede ayudar a impulsar la iniciativa proporcionando financiación inicial para kits comunitarios y recursos educativos.
Mientras Venezuela atraviesa una de las crisis de desplazamiento más complejas de nuestro tiempo, este modelo presenta una visión radical pero práctica para la vivienda sostenible y la resiliencia comunitaria. Al cambiar la narrativa de la dependencia de la ayuda al empoderamiento, este trabajo ofrece un plan convincente para el futuro de la arquitectura humanitaria.
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