
Venezuela no escapa de la reciente medida arancelaria anunciada por el presidente estadounidense Donald Trump. El miércoles, el gobierno de Estados Unidos impuso aranceles del 15% a productos venezolanos, una decisión que afecta a varias exportaciones clave del país.
Gustavo González Velutini, presidente de la Asociación Venezolana de Exportadores, apuntó en una entrevista en Unión Radio que, aunque este arancel representa un desafío, también puede abrir nuevas oportunidades para diversificar mercados y fortalecer la economía local.
«Tenemos que analizar cómo vamos a entrar con nuestros pares que nos compran del otro lado, y analizar cómo va entrando ese mercado, quiénes son realmente nuestros competidores y cómo podemos complementarnos para que entonces, ajustando ciertas cosas, pues, lleguen a los precios que se requieren», consideró.
Asimismo, manifestó que la proporción de importaciones y exportaciones es de 6 a 1, enfatizando que Venezuela importa mucho más de lo que exporta.
Impacto de los aranceles en las exportaciones
Venezuela, conocida por su dependencia del petróleo, ha logrado diversificar parte de su producción hacia productos no petroleros que ahora enfrentan estos nuevos aranceles. Según González Velutini, las exportaciones al mercado americano son de 14%, y el resto se divide entre Europa y Asia. Los rubros como el cangrejo, el metanol y el pescado congelado representan casi 40% de las exportaciones no petroleras al mercado estadounidense.
En términos arancelarios, el cangrejo venezolano, por ejemplo, enfrenta una tasa del 3,75%, el metanol 2,7% y el pescado 1,5%. Estos productos, de calidad reconocida en el mercado estadounidense, deben lidiar ahora con un entorno donde las tarifas adicionales pondrán presión sobre los precios y la competitividad.
González Velutini destacó que, si bien la medida de Trump crea una desventaja para Venezuela en comparación con países como Colombia o Brasil, que pagan tarifas más bajas, también existe una posibilidad de reorientar la exportación hacia otros mercados.
«Es importante entender que la economía global está en un proceso de reacomodo», indicó. Agregó que los aranceles impuestos por Estados Unidos podrían impulsar a Venezuela a mirar hacia sus vecinos regionales para fortalecer el comercio interno y reducir su dependencia de la cadena logística global, un fenómeno conocido como nearshoring.
«No hay que ver las cosas tan grave (…) tenemos que ver es cómo se va jugando esto. ¿Qué es lo que va a pasar? ¿Qué es lo que dice la señora Von der Leyen en Europa? Esto lo que está generando es una crisis de inflación a nivel mundial. Y eso no es un buen síntoma. Pero entre todo lo malo siempre uno tiene que buscar lo bueno. Fíjate cosas interesantes. La comunidad asiática tiene una interrelación entre los países de casi 50% de todos sus productos se comercian internamente en la región. En Europa tienen casi 70%. Pero en América Latina apenas tenemos 15% y ha estado estancado allí desde hace 40 años. Entonces, tenemos que ver cómo hacemos ahora, ya que este señor nos está poniendo las barreras».
En su percepción, a nivel latinoamericano, los exportadores venezolanos podrían encontrar un nicho en mercados cercanos, aprovechando la proximidad geográfica y el costo de producción más competitivo. Esto podría resultar en una mayor interdependencia entre países de la región, lo cual a largo plazo podría beneficiar a Venezuela, ya que el comercio interno dentro de América Latina es relativamente bajo comparado con otras regiones del mundo, como Asia o Europa.
«Tendremos que voltearnos a nuestros vecinos y entonces empezar a hacer nuestra ronda de negocios a lo interno. Entonces, no hay mal que por bien no venga. Eso nos va a obligar, otra vez, a vernos como vecinos (…) Entre más cerca te tengo, menos dependo yo de todo lo que es la cadena logística que hoy en día, a raíz de esto, se va a trastocar, porque entonces ya va a haber un frenazo de pedidos», agregó.
El consumidor americano: el gran perjudicado
En cuanto a la competencia con otros países, Venezuela podría beneficiarse de una situación en la que las tarifas arancelarias más altas para países como Vietnam (48%) permitan que mercados más pequeños, como el venezolano, puedan acceder a porciones del mercado que antes estaban dominadas por grandes productores. «No hay que ver el vaso tan vacío», comentó González Velutini. Subrayó que, a pesar de los desafíos, los productos venezolanos ya tienen un reconocimiento y un espacio en el mercado estadounidense.
El impacto de estos aranceles no solo se sentirá en Venezuela, sino también en el consumidor estadounidense. Según el análisis, la economía de Estados Unidos depende en gran medida del consumo, lo que significa que, a medida que los precios de los productos importados aumenten debido a los aranceles, el consumidor final será quien más sufra. «La economía americana está basada en el consumo, y por eso todos los países desean estar en ese mercado. Pero, si los precios aumentan, esto afectará a la demanda», explicó.
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