Harvard respondió con concesiones, como suspender programas acusados de sesgo antiisraelí y resolver dos demandas por antisemitismo -sin admitir culpabilidad-, pero en todo momento rechazó la injerencia del gobierno de Trump sobre su gestión interna.
Con un fondo patrimonial de US$53.000 millones, Harvard es la universidad más rica del mundo, muy por encima de otras de la llamada Ivy League como Yale, Columbia o Princeton.
Este capital conocido como endowment, que constituye el corazón financiero de la institución, se ha construido durante siglos a través de donaciones privadas e inversiones.
«No ocurrió de la noche a la mañana, es un proceso largo. Harvard existe desde hace casi 350 años. Han demostrado una gran capacidad para atraer apoyo. Exalumnos, donantes y muchas otras personas han estado muy comprometidas con la institución», explica Steven Bloom.

Las protestas pro palestinas en Harvard han sido una constante desde 2023. Getty Images
El endowment de Harvard funciona, en esencia, como un fondo mutuo compuesto por numerosos subfondos, cada uno de ellos sujeto a condiciones específicas impuestas por los donantes.
Este fondo se invierte y genera rendimientos: en 2024 fue del 9,6% y el año anterior del 2,9%.
Y, si bien se trata de una cantidad astronómica, más del 80% está legalmente restringido a usos concretos como becas, cátedras, investigaciones médicas, programas académicos o ayuda financiera.
«Mucha gente malinterpreta lo que es un endowment. Piensan que es como una cuenta corriente, pero en realidad no puedes sacar una tarjeta de débito e ir a retirar dinero para cualquier propósito», indica el representante del Consejo Estadounidense sobre la Educación.
Bloom puntualiza que la universidad «puede recibir demandas judiciales si no gasta el dinero según las instrucciones del donante».
Además, una parte considerable de su presupuesto (cerca del 16%) depende de los fondos federales, destinados principalmente a investigación científica.
¿Puede resistir sin ayuda del gobierno?
Entonces, ¿cómo afectará a Harvard el recorte de US$2.200 millones en fondos federales?
Al no poder usar libremente su patrimonio, la universidad tendría poco margen de maniobra ante una emergencia presupuestaria, según Bloom.
Además, existen restricciones legales sobre cuánto se puede retirar del endowment cada año: «En educación superior, lo común es no gastar más del 5% anual y algunos estados incluso lo restringen aún más. Si solo puedes usar el 5% necesitarías US$40.000 millones en fondos no restringidos para cubrir US$2.000 millones de gastos», explica.
En todo caso, Harvard ha desarrollado en las últimas décadas un sistema financiero sólido que, a priori, le permitiría afrontar situaciones difíciles sin demasiadas complicaciones.
La institución goza de un superávit de US$45 millones, calificación crediticia AAA, US$61.000 millones en activos líquidos e inversiones, y acceso a una línea de crédito rotativa de US$1.500 millones, según los últimos informes financieros.
Así, expertos señalan que Harvard puede recurrir fácilmente a financiación a corto plazo o emitir bonos, lo que le permitiría preservar su liquidez sin recurrir directamente al endowment.

Harvard tiene 24.596 alumnos matriculados este año y 20.667 empleados entre personal docente y no docente. Getty Images
Aun así, si las presiones del gobierno persisten, podría abrirse una etapa de incertidumbre.
«Durante la pandemia, Harvard y otras universidades bien financiadas pudieron aumentar temporalmente el gasto de sus fondos, pero eso no es sostenible a largo plazo», expone Bloom.
Y si a eso se sumara una eventual pérdida de la exención fiscal, advierte, el panorama se complicaría aún más.
Por qué una universidad rica recibe dinero público
Harvard también es una de las universidades más caras del mundo: la matrícula y tasas superan los US$79.000 anuales, una cifra muy por encima de la media en Estados Unidos.
Si recibe altos ingresos de las matrículas, así como donaciones de entidades y particulares, ¿por qué también necesita fondos públicos financiados por los contribuyentes?
Primero, no todos sus alumnos lo pagan: la mayoría de las familias con ingresos bajos o medios accede a una educación gratuita o subvencionada.
Los estudiantes de familias que ganan menos de US$85.000 al año no pagan y aquellos cuyos ingresos están entre US$85.000 y US$150.000 aportan como máximo el 10% de sus ingresos anuales.
Harvard destinó en 2023 más de US$850 millones a ayudas financieras, cubiertas en gran parte con los ingresos generados por su fondo patrimonial.

Parte de los fondos públicos financian investigación en hospitales afiliados a Harvard. Getty Images
Por otro lado, expertos señalan que la aportación del gobierno federal es crucial para la institución, especialmente en el ámbito de la investigación científica y médica.
«Los fondos federales no van a cubrir el costo de la matrícula, sino a sostener su enorme actividad científica y de investigación, al igual que muchas grandes universidades», señala Bloom.
El experto destaca que gran parte de esos recursos ni siquiera van directamente a Harvard, sino a hospitales afiliados como el Massachusetts General Hospital, que son legalmente independientes y lideran investigaciones sobre enfermedades como el cáncer, el sida o los trasplantes de órganos.
Argumenta que la relación entre el Estado y las universidades no se basa en una simple lógica de subsidio, sino en una colaboración público-privada que desde hace décadas ha permitido avances científicos fundamentales para la sociedad.
Así, sentencia, eliminar ese apoyo de forma permanente supondría no solo un golpe para Harvard, sino también para los programas de investigación nacionales que dependen de esa infraestructura académica.