Se trató de una visita coreografiada por el gobierno.
Guardias encapuchados estaban vigilando desde las alturas fusil en mano.
«Debajo, los reos se encaraman a las literas de cuatro alturas en las que duermen, sin colchón ni sábana, contra el puro metal; en las que comen arroz y frijoles, un huevo duro y pasta con las manos».
Y es que, apuntó el director del recinto, «cualquier utensilio puede ser un arma mortal».
«Nada más hay entre esas tres paredes de cemento y las rejas, salvo las dos pilas en que se lavan y los inodoros que usan a la vista de todos; ni nada más que hacer que ver pasar el tiempo.
«Y solo abandonan las celdas durante 30 minutos al día, para practicar ejercicio con el peso de su propio cuerpo en el pasillo central del Módulo 3 que ahora recorremos los periodistas», relató Ventas.
Como ese hay otros siete pabellones. Se trata de cárceles independientes dentro del enorme complejo penitenciario.
«Esta es una cárcel de máxima seguridad, aquí están los pandilleros perfilados de alto rango, los terroristas», insistió el director del centro, una vez pasados los filtros de seguridad.
Las revisiones de los detenidos se hacen «con las manos en la nuca, las piernas separadas» y se incluyen preguntas sobre tatuajes y un paso por un arco de rayos X que deja los intestinos al descubierto en una pantalla.
En un amplio despliegue mediático, el 24 de febrero de 2023 se anunció la entrada de 2.000 internos a la prisión y el 15 de marzo el de otros tantos.
En esas imágenes oficiales se veían a hombres semidesnudos a ratos corriendo agachados, a ratos sentados muy juntos.
«Acá no vienen instituciones externas u ONGs», indicó el director, quien aseguró que la cárcel cumple con los estándares internacionales.

Dos de los detenidos venezolanos en el momento en que les rasuran las cabezas. Secretaría de la presidencia de El Salvador vía Reuters
En el complejo penitenciario tampoco hay espacios conyugales, a diferencia de otros centros penales.
«No hay visita íntima ni visitas familiares. Eso está prohibido para este tipo de personas», había dicho el viceministro Luna en un recorrido televisado en el que acompañó a Bukele.
Esas descripciones oficiales despertaron preocupación entre los expertos.
«No tener comunicación con la familia hace que su sanción se extienda a personas inocentes», le dijo en 2023 a BBC Mundo Miguel Sarre, exmiembro del Subcomité de las Naciones Unidas para la Prevención de la Tortura, quien cuenta con una amplia experiencia en la supervisión de sistemas penitenciarios.
El Cecot «es un moridero de concreto y de acero donde hay un cálculo perverso para eliminar a las personas sin aplicar formalmente la pena de muerte», señaló Sarre.
Para Abraham Ábrego, director de litigio de Cristosal, la principal organización de defensa de los derechos humanos de la sociedad civil en El Salvador, aunque la prisión tiene «algunos elementos más avanzados, no es moderna».
«No es novedosa en cuanto a mecanismos de reinserción, de rehabilitación. Es básicamente un mecanismo de castigo, meramente punitivo, y esa es una lógica medieval, no un ejercicio moderno», le indicó a BBC Mundo.
Sin embargo, el gobierno de Bukele, que ha sido alabado por amplios sectores de la sociedad salvadoreña por sus logros en materia de seguridad, ha resaltado los efectos positivos de sus políticas.
Las pandillas «tenían territorio, población, impartían justicia, con armas, pero impartían justicia, tenían recaudación… Definitivamente luchamos contra un Estado paralelo, y ese Estado paralelo, para bien de los más de 6 millones de salvadoreños, está destruido», le dijo el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, a la BBC en 2023.
Y el traslado de los migrantes desde Estados Unidos a El Salvador muestra cómo, con su «oferta de amistad sin precedentes», Bukele se ha ganado el favor de Trump en un momento en que las relaciones entre Washington y sus vecinos se han vuelto tensas por las amenazas arancelarias.
*En este artículo contribuyeron Roberto Valencia, Leire Ventas y Carlos García.