El gobierno de Venezuela ha comprado centenares de surtidores y camiones cisterna a China desde el año pasado para normalizar la distribución y venta de combustible en su mercado interno, que aún presenta deficiencias para los consumidores, según expertos.
Rafael Tellechea, presidente de la empresa petrolera del Estado venezolano, PDVSA, anunció este mes el inicio de un plan piloto para la instalación de nuevos surtidores chinos en gasolineras de tres de los estados con mayor población del país: Zulia, Carabobo y Bolívar. El objetivo es agilizar los pagos y disminuir las largas filas en las estaciones de servicio.
El funcionario, quien asumió su cargo tras un escándalo de corrupción millonaria en esa industria en marzo de 2023, detalló que se han instalado 333 surtidores chinos en 176 estaciones de servicio del país, que venden el combustible a precios subsidiados por el Estado al precio de unos pocos centavos de dólar por litro.
Parte de esa tecnología china permite a los usuarios comprar gasolina con modalidad de “pago móvil” a través de aplicaciones bancarias, surtirse con autodespacho y contar con reconocimiento facial para hacer sus pagos, incluso por adelantado.
Una nota oficial de la petrolera precisó el año pasado que Venezuela comprará un total de 1.000 surtidores a China. Esas compras son parte de un plan de “renovación” de los procesos de la industria petrolera venezolana, según los voceros de PDVSA.
Venezuela produce poco más de 800.000 barriles de petróleo al día, cuando, hace 15 años, superaba los 3 millones de barriles por jornada.
Los especialistas y sindicalistas atribuyen esa caída a malas políticas oficiales, corrupción, falta de mantenimiento de las infraestructuras, el despido y la diáspora de la mano de obra calificada, entre otras razones. El Gobierno nacional culpa de ello a las sanciones económicas extranjeras.
Alianza estratégica con China
El año pasado, los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y China, Xi Jinping, acordaron en Beijing elevar las relaciones binacionales al nivel de “asociación estratégica a toda prueba y a todo tiempo”.
Ambos mandatarios se consideran aliados estratégicos, si bien Venezuela no revela el contenido de los documentos firmados con países como Rusia, Irán y China debido a las sanciones extranjeras que pesan sobre el país.
Existe, de hecho, una ley que permite adelantar negocios energéticos sin revelar las empresas, los costos ni las operaciones involucradas.
Según dijeron expertos a la Voz de América, el año pasado la República Popular de China apuntaló su influencia política y económica en América Latina otorgando préstamos sin precedentes a 19 gobiernos de la región.
Bancos del Estado chino entregaron al menos 140.000 millones de dólares a gobiernos latinoamericanos desde 2005, según una investigación del centro de pensamiento Diálogo Interamericano. Venezuela fue la más beneficiada de los préstamos de Beijing, con 62.500 millones de dólares recibidos entre 2005 y 2018.
Se requiere más que camiones
En el marco de los contratos confidenciales con el gobierno de China, Venezuela comenzó en 2023 a renovar su flotilla de camiones cisterna para transportar el combustible desde las refinerías y ‘llenaderos’, hasta las gasolineras, ha informado el gobierno de Maduro.
En octubre pasado llegaron 100 camiones, los primeros de una flota de 450 que compró el país suramericano a China. En esa primera tanda, llegarían 450 para luego este año adquirir 650 más y completar la renovación de 1.100 cisternas de PDVSA, que monopoliza la distribución y la venta de combustible desde principios de siglo.
China ayuda a su principal socio político y comercial de Suramérica a brindar “un suministro óptimo y confiable” de combustible en su mercado interno, según describen comunicados oficiales de PDVSA.
Según Tellechea, la empresa cuenta con suficientes vehículos para cubrir el 95 % de su “capacidad” necesaria. “El ideal son 1.200 unidades y contamos con 1.100”, dijo.
Aldo Contreras, economista y profesor universitario, considera que la alianza con China se queda corta para mejorar del todo el mercado local, “altamente complicado y restringido”.
La capacidad de refinación es un asunto clave, explica a la VOA: Venezuela cuenta con 2 refinerías, con una capacidad total del 70 %. Antes tenía 6.
El precio y la calidad del combustible son otros de los puntos a resolver. A su juicio, cobrar 0,5 dólares por litro, como se hace en la mayoría de las gasolineras a precio “internacional”, es decir, no subsidiado; no permite cubrir gastos operacionales a PDVSA.
El Estado “debe desmonopolizar el mercado”, propone Contreras, recordando que compañías como BP, Texaco y Chevron vendieron gasolina en el país suramericano hasta hace 24 años, cuando el gobierno de Chávez asumió ese rol.
“Este apoyo (de China) llega tarde. Hace falta mucho más esfuerzo que solamente la modernización de flotas de camiones y de los surtidores”, estima el especialista.
El presidente de PDVSA reveló otra estrategia para mejorar la venta de gasolina, particularmente en estaciones con precios subsidiados, que consiste en una aplicación para pedir citas con fecha, hora y lugar para llenar el tanque sin mayores colas.
Según el oficialismo venezolanos, esas largas filas en gasolineras ocurren por el “bloqueo” de las sanciones económicas de Estados Unidos, planes “desestabilizadores” de la oposición y rumores sobre la escasez de gasolina en distintos estados.
Tellechea admitió que, al menos en mayo, hubo menos producción que lo demandado en todo el país, reportando que el consumo entre enero y mayo fue de 97.000 barriles por día, en promedio, y que el mes pasado la demanda superó los 102.000 barriles por jornada.
Según estimaciones independientes aportadas a la VOA este mes por el ingeniero Luis Pacheco, miembro no residente del Instituto Baker de la Universidad Rice, la demanda de gasolina en Venezuela es de 120.000 barriles p/d y la producción es de 79.000 barriles.
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