Ya nos aproximamos a las navidades en nuestra querida Venezuela y las probabilidades son de que haya poco o nada qué celebrar. Lo que experimenta la mayoría de nuestros compatriotas es una profunda tristeza que se manifiesta pareja en todos los rincones del país. Como si no fuera suficiente el drama anterior, nos encontramos con que la situación en el Banco Central de Venezuela (BCV) es tan dramática como la que experimenta Nicolás Maduro como gobernante del país. Vale pues los del popular refrán: “éramos muchos y parió la abuela”.
Una luchadora incansable del BCV, América de Schwarts -nuestra querida amiga y funcionaria jubilada de la entidad antes mencionada-, actuando en su condición de presidenta de la Asociación de Jubilados, envió el pasado 11 de noviembre una comunicación al presidente y directores de la emblemática organización en la que pone de manifiesto la terrible situación que viven los jubilados de la que fue una prestigiosa entidad. Sin mayor preámbulo, nuestra amiga les hace mención de las muchas comunicaciones en las que se han manifestado los deseos de los jubilados por mantener una estrecha relación con las autoridades del Instituto, que, por la experiencia de tantos años en la Asociación, comprueba que cuando existe una buena comunicación todo fluye positivamente. Sin embargo, con el actual presidente todo ha sido en vano. De allí que nuestra amiga destaque lo insólito: “La única vez que lo vi fue a finales de 2018 y ya han transcurrido más de seis (6) años y lo más probable es que usted podría pasar a nuestro lado y no sabríamos que es el presidente de nuestra Institución”.
América de Schwarts no se detiene y sigue adelante con su justificada arremetida: “Lo malo de todo esto, es que otros tratan de hacer lo mismo como es el caso del gerente de Recursos Humanos, quien se supone es el portavoz de las necesidades de los trabajadores del BCV y ya tiene más de dos (2) años sin tener algún intercambio con nosotros. Y es por ello que tenemos que dirigirnos directamente a ustedes para manifestarles nuestra preocupación por el brusco incremento experimentado en las últimas semanas, de más de 20%, en el tipo de cambio del dólar estadounidense y del euro respecto a nuestra moneda nacional, variación que incide negativamente en el ya reducido poder adquisitivo de los venezolanos, acentuándose aún más en los trabajadores jubilados cuyos ingresos dependen de una pensión y de los Bonos Compensatorios que designan el Instituto al cual pertenecemos, los cuales no son suficientes para compensar el desequilibrio de ingresos expresados en bolívares y gastos en la moneda extranjera”.
Nuestra amiga no tiene pelos en la lengua, razón suficiente para dejar constancia escrita al momento de referirse al ingreso integral promedio de los jubilados del BCV, estimados para noviembre de 2024: “Nuestros ingresos no llegan a cubrir el costo de la Canasta Básica de Alimentación que supera los USD 500,00. Mucho menos la Canasta Básica General que ya supera los USD 1.200,00 según lo divulgado por distintas empresas encuestadoras privadas y que seguramente coinciden con los que le reporta la Gerencia de Estadísticas Económicas y a las cuales no tenemos acceso. La realidad es que esta situación cambiaria afecta considerablemente nuestro poder adquisitivo”.
En cuenta de lo expuesto, América de Schwarts resalta que “…es necesario revisar y actualizar las pensiones del BCV, las que están congeladas desde marzo 2022; incluyendo además la restitución de los conceptos utilizados para el cálculo de las pensiones recogidos en el Artículo 33 del Reglamento del Fondo de Previsión, Pensiones y Jubilaciones de los Trabajadores del Banco Central de Venezuela que fue eliminado a propósito de la aplicación de la reducción de las brechas de las escalas salariales en septiembre 2018”. Asimismo, estima que: “…deben actualizarse los grados de aquellos cargos que hoy ocupan los trabajadores activos y que fueron modificados en estos últimos años”.
Luego de otras consideraciones, nuestra amiga resalta lo siguiente: “Todo lo antes expuesto, requiere contar con recursos económicos por lo cual deben realizarse las previsiones presupuestarias para 2025, tal como lo hemos indicado en otras comunicaciones. Mientras eso se materializa, le solicitamos también actualizar el Bono Complementario Temporal de Cesta Básica de Alimentación al menos al 80% del costo real de la canasta básica alimentaria y que cualquier asignación extraordinaria que las Autoridades del Instituto otorguen a los trabajadores del BCV deberá ser IGUAL, tanto para activos como jubilados. Ustedes disponen de todas las herramientas y de los recursos humanos, materiales y financieros para presentar a la Nación propuestas viables a corto plazo y no solo deben ser medidas internas para nuestros trabajadores activos y jubilados del Instituto, sino medidas que mejoren las condiciones de vida de todos los venezolanos que hoy sufrimos los efectos de una devaluación constante y permanente en nuestro signo monetario lo cual disminuye enormemente nuestra capacidad de pago por la desmedida reducción de nuestro poder adquisitivo».
Schwarts concluye así sus justificados reclamos: “Nosotros los jubilados desearíamos vivir con calidad de vida el resto de los días que nos quedan por vivir, pero también deseamos que el pueblo de Venezuela mejore su poder adquisitivo y pueda vivir sin penurias”.
Ahí queda eso.
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