Tequeños y whisky en abundancia circularon entre los invitados a la fiesta privada que, la noche del pasado 10 de marzo, se celebró en Caracas 360°, el Roof Bar que de nuevo se ha puesto de moda en esta urbe, algo venida a menos tras años de crisis.
La rumba tomó los espacios de la plataforma superior del local que, a su vez, se encuentra en lo más alto del Altamira Suites, un hotel en el noreste de Caracas. La visión panóptica de la ciudad, así como de La Silla de Caracas y las otras montañas que flanquean el valle capitalino, le da nombre al establecimiento y sigue siendo su principal atractivo. Pero no cabe duda de que su ambiente también suma: lo frecuentan miembros del cuerpo diplomático, enviados de medios y agencias internacionales de noticias y, sobre todo, la clase social emergente que ha conseguido prosperar en medio de la tierra arrasada por el chavismo.
Entonces se festejaba el cumpleaños de Carlos Pedro Briceño quien, aupado por las felicitaciones, ponía la música mezclando entre platos como DJ.
No se trataba de un cumpleañero común. En buena lid Briceño se ha ganado cierta fama, pero no como pinchadiscos. Es un astro nacional del paracaidismo. El 28 de noviembre pasado, por ejemplo, completó una hazaña a la que calificó ante los medios como “su sueño”. Voló con un wingsuit -literalmente, un traje con alas para planear- desde un sector cercano al Pico Oriental de La Silla de Caracas, hasta aterrizar en la avenida Boyacá o Cota Mil, la autopista que traza el lindero de la ciudad con el Parque Nacional El Ávila o Warairarepano, como lo rebautizó el chavismo. El lance, radical de por sí, extremó su dificultad al convertirse en una suerte de slalom aéreo, por el que Briceño tenía que atravesar dos blancos, agujeros o puertas durante el vuelo.
La proeza de Briceño contó con el patrocinio del llamado Team Furia, la empresa con la que Yoswal y Yosser Gavidia Flores, hijos de la primera combatiente, Cilia Flores, comercializan una bebida energética y organizan, a la manera de Red Bull, eventos de deportes extremos.
Y en el cumpleaños de Briceño, quien brindaba de manera espléndida brindaba tragos y pasapalos era Marcos Javier Machado Requena, el propietario de Caracas 360°.
Machado ha hecho de la hospitalidad, la noche y las lentejuelas, una dedicación. Además del Roof Bar (cuya persona jurídica en los registros es 360° Pizza Lounge, C.A.), regenta otros locales de esparcimiento y hospitalidad. Sin embargo, por su magnitud y relevancia, esta parece ser apenas una línea colateral de negocios en el portafolio del joven emprendedor, de 43 años de edad. Porque Machado Requena es, junto a Guillermo San Agustín, uno de los dos socios de Ex-Cle S.A. y Ex-Cle Soluciones Biométricas C.A., las denominaciones con las que la compañía de origen argentino Ex-Cle ha captado contratos multimillonarios del Consejo Nacional Electoral (CNE). Ex-Cle suministra al CNE servicios cruciales, como el software para las máquinas de votación o la gestión de datos biométricos, y buena parte de ese éxito comercial ha tenido que ver con la cercanía -o, según muchos testimonios, control remoto- que el exrector y actual presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez Gómez, y el militar y actual rector electoral, Carlos Quintero, mantienen con la compañía.
Ha resultado llamativo el hermetismo mantenido por los representantes de Ex-Cle después de la jornada electoral del 28 de julio, que produjo un resultado oficial dudoso, entre acusaciones de fraude y la negativa por parte del ente comicial de la presentación de las actas que permitan comprobar este resultado.
A la par de su participación accionaria en ambas empresas, Machado es director de otras que conforman la red de proveedores de aquellas: Inversiones Nanotecnología 3000, Datamap S.R.L, Neométrica C.A. e Inversiones Empacados 3000 C.A.
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