Hay oportunidades que pueden resultar irresistibles para quienes creen que el dinero da la felicidad y que su tren pasa solo una vez en la vida.
Por MICAEL PEREIRA – ARMANDO INFO
Así le ocurrió al portugués João Alexandre Silva cuando creyó que le llegaba su oportunidad, a los 50 años de edad, de los que 15 los llevaba entonces trabajando como asalariado en el Banco Espirito Santo (BES).
Silva era entonces Director General de la Sucursal Financiera Exterior (SFE) del BES, situada en el paraíso fiscal de la isla de Madeira, en el océano Atlántico, donde muchos clientes adinerados de Sudamérica, Sudáfrica y Angola mantenían sus cuentas.
Madeira es además el origen de muchos de los integrantes de la extensa colonia lusa en Venezuela. Precisamente por esa numerosa e influyente comunidad madeirense en Venezuela, Silva pudo cultivar buenos contactos entre la élite caraqueña.
Tal fue el atributo clave para que el presidente del banco, Ricardo Salgado, se fijara en Silva y lo escogiera a principios de 2009 para desempeñarse como asesor de Espirito Santo Bankers Dubai (ESBD), una de las tantas empresas en la medusa corporativa del BES. Desde ese cargo debía servir como válvula para el flujo de las coimas con que Salgado empezó a pagar a los funcionarios del Estado venezolano que accedían a hacer negocios con el BES.
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