En mayo de 2023, Alejandro Sanz (Madrid, 1968) se sinceró con el mundo. Ni los estadios repletos de fans ni el dinero o los discos de platino lo salvarían de su condición humana: lidiaba con una crisis de salud mental.
No lo pensó mucho, le dice a BBC Mundo en una entrevista en Miami. Solo se conectó a las redes sociales y publicó el mensaje.
“No estoy bien. No sé si sirve de algo, pero quiero decirlo. Estoy triste y cansado”, compartió.
En aquel momento, el ganador de 22 Grammys Latinos y cuatro anglosajones se encontraba en medio de una gira de conciertos por España, presentando su disco “Sanz” (2021).
“Estoy trabajando para que se me pase, llegaré a los escenarios y algo dentro de mí me dirá qué hacer. Pero a veces no quiero ni estar, literalmente. Solo quiero ser sincero, no por entrar en el ruido inútil. Sé que hay gente que se siente así. Si te sirve, yo me siento igual”, continuaba la publicación.
Luego de desahogarse se fue a la cama sin mucha idea de que al día siguiente su mensaje ocuparía titulares en todo el mundo y preocuparía a muchos de sus seguidores. Por esas fechas también sería noticia el final de su relación con la artista cubana Rachel Valdés.
Aunque ha vivido momentos difíciles anteriormente, el intérprete de éxitos como “Mi persona favorita” y “Cuando nadie me ve” se ha distinguido por ser discreto en lo personal durante sus tres décadas de carrera.
Un año después de ese momento de vulnerabilidad, luego de rodearse “de las personas correctas” y trabajar en terapia, afirma que se encuentra en una nueva etapa en su vida.
Comenzó a trabajar con Sony, disquera con la que lanzará próximamente un nuevo disco, después de romper con Universal Music. Y este viernes publicó un sencillo, “Palmeras en el Jardín”, en el que precisamente habla de su separación de Valdés.
En la balada, de melodía sutil, el artista se pregunta qué hizo mal en la relación y describe cómo cambió su «mundo» para que se pareciera al de la otra persona, quien, de todas formas, decidió terminar con el vínculo.
Le di la vuelta a mi mundo/ Pa´ que pareciera a ti / Pero por más palmeras que plantemos en el jardín/ Esto jamás será La Habana, yo siempre seré Madrid
Para la canción también grabó un videoclip que contó con la dirección de arte del boricua René Pérez.
En el contexto del estreno de su nuevo sencillo, Sanz habló con BBC Mundo sobre esos momentos difíciles y sobre cómo “expulsa” el dolor con la música.
Debo disculparme por traer este tema, pero por la letra de tu nueva canción, “Palmeras en el Jardín”, me resulta inevitable. Parece un sencillo autográfico, que hace referencia a tu antigua relación con la artista cubana Rachel Valdés. ¿Te inspiraste en eso?
A la música que no es autobiográfica le falta algo. Es importante expresarnos a través de la música, que es nuestra manera de liberarnos. En esta canción quizás es muy evidente. Cuando la hice, me planteé si debía sacarla de esa manera, pero luego decidí hacerlo porque era lo más honesto.
¿Y por qué ser tan directo y no un poco más metafórico como otras veces?
Cuando la escribí estaba sintiéndome así. Me pareció que requería soltarlo, expulsarlo.
Has dicho que esta nueva canción, que será parte de un disco que estrena pronto, supone una nueva etapa en tu carrera. ¿Qué significa eso?
Han sido dos años de preparación junto a un equipo muy grande. Terminó mi carrera en Universal Music y comenzó una nueva etapa en Sony, con un equipo nuevo.
Hubo un punto en mi vida en el que había perdido la ilusión por componer, por la música y la motivación en general. No encontraba inspiración. Encontrarme nuevamente con personas que me hablan de música, y dedicar todo mi corazón y mente a la creación, para mí fue una explosión de primaveras.
Descubrí nuevas personas con las que comulgo a la hora de trabajar y eso me ha hecho componer de otra manera.
Mencionas que habías perdido la ilusión. Esta nueva etapa surge luego de pasar retos complicados con tu salud mental.
Todos nos vemos afectados por el tema de la salud mental, sobre todo luego de la pandemia, cuando golpeó a mucha gente con más fuerza. También puede ser que seamos más conscientes de la importancia de cuidar nuestras emociones. Pese a que sabía que en el sitio donde más feliz estoy es sobre un escenario, en algún momento sentí que no quería seguir, quería simplemente no estar, desaparecer, que nadie me hablara o me viera.
Pero las personas con las que estaba trabajando me enseñaron la importancia de rodearse con gente que te quiera. También la importancia de no aislarse, de salir de la casa.
Son etapas complicadas. Cada persona es un mundo y los problemas de salud mental nos afectan de forma distinta a cada uno. No hay una fórmula exacta para estar bien, pero con mucho esfuerzo se puede salir de casi cualquier cosa.
¿Qué implicaciones trajo hablar abiertamente sobre salud mental?
No sabía la repercusión que tendría, no tan solo en los demás, sino también en mí. Cuando lo publiqué (el comentario en redes sociales sobre su salud mental) me fui a dormir y al día siguiente me di cuenta que había explotado en todos sitios. Me asustó la reacción, porque me sentí observado y me cuestioné lo que hice. Por eso al otro día compartí que estaba bien. Pero igualmente no quería que nadie me viera.
El hablarlo públicamente me ayudó a tomar decisiones, como poner límites. Por ejemplo, cuando quiero o no ver a alguien. Yo no ponía límites, siempre estaba pendiente de cumplir las expectativas de todo el mundo menos las mías.
Es importante darse prioridad.
El videoclip de “Palmeras en el Jardín” lo hiciste con René Pérez, ¿Cómo surge esta colaboración y cómo fue la experiencia de trabajar con él?
Residente es actualmente uno de los tipos más talentosos en la música y en el mundo del cine, donde se está iniciando. Vi los últimos videos que hizo, y me di cuenta de los dotes que tiene.
Yo no quería que en el video se contara una historia cursi de desamor, sino que tuviera la importancia que le doy a la letra. Que fuese el mismo lenguaje, duro o grotesco si lo quieres poner así.
Fuiste recientemente reconocido con el Premio Billboard a la Trayectoria Artística. Tienes los galardones más importantes de la industria musical e, incluso, dos doctorados Honoris Causa. Me pregunto, ¿qué significan los premios para ti a estas alturas de tu carrera?
Creo que en esta vida hay una conexión entre los resultados de las cosas que haces y el agradecimiento hacia lo que consigues.
Uno no trabaja por los premios, pero cuando los recibe, se agradecen. Yo no soy de los que dicen que ponen los premios en el baño. Les busco un sitio donde se puedan ver, y donde tengan todo el respeto y el lugar del reconocimiento que te han dado con cariño.
A lo largo de tu carrera te ha comprometido con diversas causas sociales. Incluso hace un tiempo dijiste que buscarías reducir la huella de Co2 de tus conciertos. Me pregunto cómo va esta iniciativa, pero también qué piensas de los artistas que deciden mantenerse al margen de los problemas que vive la sociedad.
De momento, es opcional, aunque debería ser obligatorio alguna vez. Mantenerse al margen de este tipo de problemas no es buena idea. Hasta que todos seamos conscientes, vamos por el camino equivocado.
Hemos sembrado muchos árboles para poder compensar la huella de Co2 de los conciertos. Y tenemos más proyectos en esa dirección.
Se ha politizado mucho. Antes no existía este problema, todos estábamos de acuerdo en que el cambio climático no tenía discusión. Ahora, si tienes una teoría, eres de un lado (político) y si no la tienes, eres del otro.
Yo sigo pensando en que el cambio climático es un problema grave. Creo que, además, es muy evidente. Puedes negarlo todo lo que quieras, pero no va a cambiar el destino del planeta.
Me llamen como me llamen, podemos pensar que la Tierra es plana, pero no hay nada que hacer al respecto. Seguiré defendiendo esto como desde hace 25 años.
Tenemos que cuidar el planeta, no tenemos otro.
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