Agustín Canapino tiene todo listo para su segunda participación en las 500 Millas de Indianápolis, que será la edición número 108 de la mítica carrera en el óvalo más famoso del mundo. El argentino largará en el puesto 22° entre 33 participantes y demostró potencial con el Dallara-Chevrolet del equipo de su compatriota, Ricardo Juncos (la sede de la escudería se ubica a metros de dicho circuito). Antes del gran desafío, Infobae habló con el Titán de Arrecifes.
En la previa, el ganador de 15 títulos en la Argentina en autos Turismos (4 de TC, 2 de TC 2000, 7 de Top Race, 1 del TC Pista y Copa Mégane) estuvo a punto de meterse entre los 12 más rápidos de la clasificación, pero una falla en el motor Chevy se lo impidió. Fue un inconveniente que afectó a otros usuarios de la marca del Moño Dorado. Pero el cuarto puesto en la práctica de este lunes genera buenas expectativas para el múltiple campeón argentino, quien se muestra confiado y explica por qué tiene buenas chances en la legendaria competencia estadounidense, una de las cuatro más importantes del mundo junto al Gran Premio de Mónaco 1 de Fórmula 1, las 24 Horas de Le Mans y el Rally Dakar.
-¿Cómo llegás para el domingo?
-La sensación que tengo es agridulce. Por un lado contento por estar clasificado para las 500 Millas y no tuvimos riesgo de estar en el repechaje, en el que nombres como Ericsson (Marcus) o Graham Rahal tuvieron que hacerlo y nosotros siendo un equipo más chico y nuevo, y en mi caso siendo mi segundo año en óvalos, pude lograrlo. La parte agridulce es que en mi mejor momento venía a 233,1 millas de promedio (372 km/h) y venía con ritmo para poder luchar por un cuarto puesto. Habíamos hecho tres curvas y nos faltaba una más y de haber podido concretar eso hubiese sido totalmente distinto. Pero tuvimos la falla en el motor que nos impidió luchar por la pole positions y me quedó la espina.
-¿Qué pasó con el motor?
– Fue una falla por exceso en la temperatura del plenum (N. de la R: problema en la mezcla de combustible en los cambios de marcha). Fue algo que tuvieron varios motores de Chevrolet, pero no hay nada que reprochar porque los motores Chevy tuvieron un plus en esta edición. Nos tocó cuando no nos tenía que tocar en un momento inoportuno. A Chevrolet solo le podemos agradecer. El motor no se cambió porque cuando se exprimen los motores para clasificar se le agregan 100 caballos y se pone todo al máximo y se lleva todo al límite. Se bajó la potencia para girar en carrera y no debería tener ningún problema.
-¿Qué resultado buscás?
–La expectativa sería estar entre los 15. Lograrlo sería soñado. Pero es una carrera larguísima, en la que todo puede pasar. Quiero ver la bandera a cuadros, ese es mi objetivo. Hacer las 200 vueltas, ver la bandera a cuadros y si puede ser con un buen resultado, mejor. El año pasado estuvimos muy cerca. Lo bueno es que venimos andando muy rápido. Tenemos velocidad, pero después hay que ejecutarlo en carrera. Hay que hacer una buena estrategia.
-¿Vas a encarar estas Indy 500 de otra manera?
-Sí, porque sé con lo que me voy a encontrar. Sigue siendo muy nuevo todo, pero no va a ser lo mismo que la primera vez. Es una carrera muy larga, en la que es muy fácil equivocarse, irte contra el muro, son muchísimas vueltas y tiempo arriba del auto a una velocidad extrema. Es una carrera en la que la concentración y la templanza son la clave para evitar errores en las 200 vueltas y apretar con todo para el final para lograr el mejor resultado que pueda.
-¿Cómo se hace para mantenerse fuerte en lo mental tras 200 vueltas?
-Es lo más difícil. El año pasado lo pudimos sobrellevar bien y lamentablemente por un toque adelante entre Pagenaud (Simon) y McLaughlin (Scott) intentando evitar el accidente de Pato O’Ward terminó costándonos carísimo. Este año tuve una situación cuando se pegó Marcus Ericsson, y sin la experiencia del año pasado también hubiese chocado. Porque es tremendo ese momento y lo que pasó el año pasado es que sobrereaccioné y frené demasiado. Este año, con la situación de Ericsson lo aprendí y es posible que pueda evitar accidentes. En las carreras no se sabe qué puede pasar, pero me ilusiono con hacer una buena carrera.
-¿Qué es ir a 370 km/h en la clasificación?
-No hay ninguna forma de explicarlo. El nivel de adrenalina, de tensión que sentís en esas cuatro vueltas es imposible de explicar. Vas muy fuerte entre las paredes y tenés que hacer un montón de cosas aparte. Estar atento a todos los mapas del motor, las barras, tratar de interpretar el viento en ese momento, que no practicás porque te mandás directamente a clasificar. Es una exigencia imposible de explicar y con un riesgo altísimo y este año a diferencia del anterior hubo muchos accidentes en la previa de las 500 Millas.
-¿Cuál es el plan de carrera?
-Hay que analizar no equivocarse porque es muy fácil cometer errores en pista por intentar avanzar o en los boxes por querer ganar tiempo. Es fundamental tratar de hacer una estrategia que te permita adelantar en cada parada. Del primero al segundo es muy fácil pasarse porque el primero no tiene succión (N. de la R: efecto que se genera porque el auto que viene detrás no toma el aire de frente y se pega al coche que lo precede). De segundo para atrás es muy difícil efectuar un sobrepaso. Es fundamental el ahorro del combustible y las gomas. Después tener una cuota de suerte, algo que me faltó el año pasado porque si no hubiese estado el accidente entre Pagenaud y McLaughlin y podría haber terminado en el top 15 o el top 10.
-¿Cuál es el mayor peligro?
-La velocidad, que es altísima y que nunca sabés qué puede pasar. Es una carrera en la que yo por ejemplo, el año pasado largué con Wilson (Stefan) al lado, tuvo un accidente, se rompió una vértebra y estuvo un tiempo sin correr. Las lesiones en los pilotos acá son normales. Tiene una dosis de riesgo que no tiene ninguna otra categoría en el mundo y está normalizado por todos.
-¿Por qué es tan difícil la superación?
-Es todo al límite con el auto y estás siempre con un posible accidente encima. Cuando vos ponés el auto a la par tenés que confiar en que el otro piloto te respete, porque si los dos autos se tocan puede pasar un desastre.
El arrecifeño tiene un buen presente en su segunda temporada en la IndyCar, la categoría más antigua del mundo más allá del cambio de nombres desde 1905 y la segunda a nivel mundial después de la Fórmula 1. Para las 500 Millas clasificó mejor que su compañero de equipo, Romain Grosjean (10 podios y 179 Grandes Premios en F1), quien partirá 26°. Revela cómo el francés se hizo fanático de los asados y de algunas “malas costumbres”. En tanto que en su segunda presencia en la legendaria carrera Agustín le rinde tributo a su padre, Alberto Canapino, fallecido en febrero de 2021 y que fue uno de los chasistas más importantes en la argentina, especialista en poner a punto un auto de carrera.
– ¿Cómo nació el diseño del casco con las fotos de tu papá?
-Quería hacerlo porque siento que toda esta locura que estoy viviendo corriendo en la IndyCar, yendo a una segunda edición y en el nivel que lo estamos haciendo, siento que es todo muy surrealista. El que impulsó a que todo esto suceda fue él. Lo siento muy presente luego de haberme sentido muy solo y triste durante dos años (luego de su fallecimiento). Es la única forma de poder llevarlo conmigo, además de una cadenita que tengo que era de él, a pesar de eso me pareció una buena idea llevarlo en el casco con fotos que son muy especiales y cada una tiene una historia muy especial.
-Viajaron muchos argentinos y miles lo seguirán ¿Qué vas a hacer para abstraerte a todo lo que generás?
-Trato no pensar mucho en eso para no agregarme más presión de la que tengo, porque es la carrera más importante del mundo. Es única. No hay nada que se parezca. Hay un clima de tensión, nerviosismo y de adrenalina que no se puede explicar. Es impresionante. Lo voy a dar todo y estoy motivado porque veo que podemos y veo que podemos lograr la velocidad para pelear posiciones importantes. A pesar de ser un equipo tan chico y tan joven podemos dar pelea. Vengo de dos carreras en las que estuve delante de mi compañero de equipo, cuando hace un año y medio lo único que tenía eran tres pruebas en un auto de Fórmula 3 de Omar El Bacha (ex piloto). Eso para mí es una gran motivación porque me costaba tanto al principio, lo veía tan lejano todo esto que estoy motivado y con ganas. No es fácil, la tenemos muy difícil y voy a dejar todo para ver la bandera a cuadros.
-¿Cómo lograste estar arriba de Grosjean?
-Esto es muy dinámico y las dos carreras anteriores pude estar delante de él y quizá las dos próximas él esté adelante mío. Me cayó mejor el auto en Indianápolis, pero fue al revés en las dos primeras carreras. Grosjean es la máxima referencia y el año pasado, de las tres primeras carreras, había hecho dos poles, es un piloto rápido que logró podios en F1. Acá podría haber ganado si estaba en un equipo grande como Penske o Ganassi.
-¿Alguna anécdota con Grosjean?
-Estos días estuvimos comiendo asado en el motorhome de la familia de Josefina (esposa de Agustín) y unos amigos. Se incorporó a nosotros y lo estamos haciendo hablar un poco en español. La parte mala es que le estamos enseñando muchas puteadas. El problema de él es que se dejó juntar con argentinos (risas).
-¿A qué se debe la mejora en el equipo?
-El trabajo de Ricardo (Juncos), que es impresionante, porque se metió en la jaula de los leones. Se metió a competir contra Penske, Ganassi, Andretti en IndyCar y en tan poquito tiempo ver lo que logramos es tremendo. Quedé cuarto en las prácticas del lunes (20/05) y haber tenido el potencial de pelear por un top cinco en la clasificación es mérito de Ricardo (Juncos), una persona que llegó con 400 dólares prestados a Estados Unidos y hoy llegó hasta acá y significa que no tiene límites. No tengo dudas de que esto es solo el comienzo porque su equipo, con o sin Canapino, tiene mucho futuro.
Desde comienzos de 2023, Agustín, a sus 33 años, experimentó un cambio de vida en todo sentido. Dejó su Arrecifes natal y se mudó a Indianápolis junto a su pareja Josefina Di Palma. Nunca había hablado en inglés, pero en dos meses se las arregló para poder dar sus primeras entrevistas. Canapino pasó de un mundo a otro. Literal. Atrás quedó su campaña íntegra en autos de Turismos con -como mucho- 450 caballos de potencia y no desentonó en su debut absoluto en coches de Fórmula de 750 “burros” en sus motores. Mostró una gran capacidad de adaptación que, combinada con su súper profesionalismo y talento, le permitió ser protagonista. No piensa en el futuro y vive el día a día. También habló sobre el fallecimiento de Juan María Traverso, al que conoció desde muy chico porque su padre atendía los autos del recordado ídolo. Además elogió a Franco Colapinto por su maniobra en su triunfo en Imola en la Fórmula 2: “Vi la maniobra y lo felicito. Está haciendo una gran campaña y no es fácil llegar a la Fórmula 2 y estar al nivel. Es una categoría en la que están pilotos muy buenos y sin dudas que Franco va por un muy buen camino”.
-¿Sentís que llegaste para quedarte al automovilismo norteamericano?
-No lo veo así. Yo vivo el día a día. Si yo por cualquier motivo me tuviera que volver a la Argentina después de las 500 Millas, lo haría feliz. Fue esto fue mucho para mí. Esto es algo que no me imaginé jamás. Al vivirlo de esa manera no tengo ningún problema cuando se termine. Obvio que yo quiero estar acá para ganar carreras y campeonatos. Sé que probablemente no lo consiga, pero me gusta estar por cómo encaro las cosas yo. No tengo ningún tipo de apuro para el año que viene. Hasta que no termine la temporada (15/09) no sabremos qué pasará en 2025. La parte mala es que hay mucho tiempo de pausa y lo bueno es que tenés mucho tiempo para preparar tu próximo año.
-¿Qué te sigue sorprendiendo de la vida en los Estados Unidos?
-La tranquilidad. Acá podés dormir con la puerta abierta, las casas no tienen rejas, uno se siente muy seguro acá y la previsibilidad, sobre todo el momento que estamos pasando en la Argentina. Las diferencias son abismales y lo que se siente acá es que uno puede vivir tranquilo, planear, y sentirse tranquilo y seguro no tiene precio. Después está la parte negativa que tiene que ver con la parte social, los argentinos somos únicos, amigueros, la pasamos bien y eso lo extraño mucho. El público del TC, la pasión de la gente; eso acá no existe.
-¿Cómo es el fin de semana de las 500 Millas con 300 mil personas?
-No se compara con nada. Es un evento único a nivel mundial, de hecho, creo que es el evento deportivo con más público en el mundo. Correr ante 300 mil personas el domingo y correr a 370 km/h durante tres horas, solo a los estadounidenses se les pudo ocurrir algo así. Es imposible de comparar.
-¿Qué significó la pérdida del Flaco Traverso?
-Me pegó fuerte. Tuve la gran oportunidad de cenar con él en noviembre del año pasado cuando volví de los Estados Unidos. Para mí escucharlo era un placer. Yo disfrutaba mucho estar con él. Soy un gran seguidor de sus carreras. Recuerdo cuando era chico y ganaba con mi papá y después se pelearon. Eran dos personas con mucha personalidad. Es una persona única, un ídolo para todos nosotros. Un ídolo que no se va a volver a repetir, con un carisma único y que no creo que vuelva a existir porque los paradigmas de la sociedad han cambiado por completo. Se transformó en leyenda. Se fue temprano porque era joven y nos hubiese gustado seguir disfrutándolo.
-¿Tomás conciencia que cada paso que das hacés historia?
-No porque si uno piensa en eso te confundís y te presionás. No hay que creérsela ni presionarse. Simplemente estar enfocado en lo que uno tiene que hacer. Yo soy de las personas que es feliz trabajando, estando 24×7 dedicado a lo que amo, que es correr en autos de carrera, y esta posibilidad que me dio IndyCar es trabajar el triple y ahora disfruto más porque es más difícil y riesgoso, que me hace ir a otro nivel.