Las actividades farmacéuticas y el buen funcionamiento de los establecimientos e instituciones donde se llevan a cabo, como son: farmacias comunitarias, farmacias hospitalarias e institucionales, universidades, centros de capacitación, industria del medicamento, autoridad regulatoria y contralora, centros para la investigación, empresas para distribución de productos farmacéuticos y las propias relaciones entre las farmacias y las instituciones nacionales de cobertura en salud; son procesos estrechamente vinculados a la fortaleza del conjunto, al cual pertenece el farmacéutico naturalmente; es decir, su gremio.
Para los farmacéuticos, la eficacia, la calidad, la atención, el medicamento, las habilidades, la salud pública, el paciente, la seguridad y vigilancia, son algunas palabras claves en sus labores, mensajes y campañas, que describen claramente su perfil sanitario. Esto además presenta a toda la sociedad, la multiplicidad de roles y amplia gama de conocimientos; además y necesariamente, en una intrincada red de relaciones profesionales, empresariales e institucionales.
El gremio como se concibe, tiene la misión de relacionarse con múltiples sectores para un mutuo beneficio, establecer comunicación constante, transmitir información valiosa, incentivar la capacitación en áreas específicas, promocionar las oportunidades de trabajo, poseer un centro de asesoría a nuevos profesionales, apoyar directamente y técnicamente a las farmacias, mantener la vigencia del marco legal de las farmacias, orientar actividades con los colegios, cámaras y la academia; así también, gestionar el presupuesto y fuentes de financiamiento, implementar las resoluciones de la asamblea de delegados, designar determinados comités, decidir sobre medidas judiciales formales a profesionales, entre otras.
Todo el complejo sistema en el que están integrados los farmacéuticos, merece la atención, porque su estructura de organización debe diseñarse con una dirección que permita atender independientemente cualquier otra actividad de forma proactiva, eficiente y sobre todo solidario en un espíritu de cuerpo y comprometido con las salud.
La estructura organizativa comienza como ya todos deben conocer, con una dirección general (un director general o presidente de la organización), que tendría atribuciones directas sobre la junta directiva y ejecutiva. Una junta directiva, que solicita, busca, identifica las políticas de la organización, recibe y evalúa los informes, propuestas y recomendaciones de la junta ejecutiva, para la toma de decisiones en las distintas áreas.
Una organización farmacéutica con una sola persona al frente de todo (tal vez tres o cinco), para la gigantesca responsabilidad, es pedir demasiado; por lo que, los farmacéuticos no deben confundir esta limitación de diseño con fallas del espíritu y vocación de lo que hoy existe como estructura y además con un legado de esfuerzo y voluntad.
Por lo tanto, un presidente elegido entre los miembros de la junta directiva y seis vicepresidentes, son necesarios. Los vice presidentes seleccionados serán de cada ámbito: uno del comité de directorios, uno del comité de asociaciones, uno del comité de cámaras y tres que provengan de las juntas directivas de colegios.
Una junta directiva compuesta por el presidente y seis vicepresidentes, más otros integrantes: 14 de comités de directorio (dos de cada uno), cuatro de los comités ejecutivos de cámaras (uno de cada una), uno de cada asociación, los presidentes de colegios estadales (22) y cinco invitados (tres decanos de las facultades de farmacia del país, uno del MPPS y uno de la Autoridad Regulatoria Nacional de medicamentos, el Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”. Cabe aclarar, que de las cámaras y asociaciones, sus representantes no serán de las directivas, sino farmacéuticos en esos enclaves.
La junta ejecutiva estaría constituida por miembros designados del seno de la junta directiva y su función la de poner en práctica las decisiones de esta. Los directorios: son cuerpos colegiados, inductores de la junta directiva, con visión a corto, mediano y largo plazo. Los directorios son realistas, especializados y en proceso contante de adaptación, en siete áreas: legal, técnico-científico, industrial, hospitalario, comunitario, académico e institucional.
Los objetivos a cumplir por la organización farmacéutica que recién se diseñe e implemente, pueden ser los siguientes y no los únicos: crear, modificar o armonizar la base normativa, consolidar la base institucional con la mayor participación de los farmacéuticos, afianzar los establecimientos farmacéuticos, transformarse tecnológicamente, promover la actualización y formación, planificar la fortaleza financiera del sistema de salud, diseñar la política de medicamentos, enfrentar la desregulación y expandir las relaciones interinstitucionales.
Esta estructura no debe por ningún motivo confundirse con burocracia. La burocracia mal entendida, está asociada a la ineficiencia, la no justificación de “puestos”, por lo común de muy baja responsabilidad y nivel técnico, y sobre todo con una abrumadora fuente de recursos para alimentar esa burocracia, generalmente en el Estado, que provienen de los impuestos que todos los ciudadanos van pagando.
En este caso, tal organización, es el legado del compromiso y la contribución desde el propio lugar de ejercicio profesional más la participación de los agremiados hasta donde sea posible.