4. Estados Unidos no escapa a la tendencia del voto opositor. En los últimos años y en diferentes latitudes, hemos visto cómo el partido gobernante cada vez tiene menos probabilidades de ganar. Este voto opositor, del cual Trump fue víctima en 2020, es el que ahora le ha ayudado a volver a la Casa Blanca. Un 58% de los votantes desaprobaba la gestión de Biden y, entre ellos, la vicepresidenta apenas ha podido obtener un 17% del voto. Se ha dado una situación similar entre aquellos que decían que la situación financiera de su familia es hoy peor que hace cuatro años: Trump se ha llevado al 80% de esos votantes. El rechazo a la gestión de Joe Biden ha sido una losa muy pesada para Kamala Harris.
5. Se impone la agenda republicana. Aunque Biden acaba con índices macroeconómicos positivos y logró controlar la inflación, los estadounidenses no perciben lo mismo porque los precios no han bajado al nivel en el que estaban hace cuatro años. Es por ello que las encuestas llevan muchos meses mostrando altos niveles de reprobación y pesimismo. Es la subjetivación de la economía: opinamos lo que creemos o sentimos obviando los grandes datos macroeconómicos. En este contexto, ha calado el relato trumpista. Entre los indecisos, primó el «voto bolsillo» y otros temas favorables para los republicanos, como la inmigración. El aborto y la defensa de la democracia movilizaron a los demócratas, según muestra el exit poll de NBC, pero no han tenido demasiada resonancia entre los electores decisivos.
6. El impacto de Gaza. En algunos condados con universidades en las que las protestas contra el apoyo a Israel fueron particularmente fuertes, la votación a Harris se ha reducido respecto a 2020. Uno de los ejemplos más destacados ha sido el condado de Washtenaw, donde se ubica la Universidad de Michigan: los demócratas han pasado del 72,6% al 68% de votos. La campaña de hipersegmentación republicana en Michigan dirigida a la población musulmana (un 3% del total) para que no votara a Harris (cuyo marido es judío) parece que ha podido tener éxito. Además, la candidata del Partido Verde, Jill Stein, ha conseguido más apoyo que el promedio en este lugar.
7. Hombre fuerte para un mundo convulso. Las y los estadounidenses han elegido al prototipo de «hombre fuerte», aquel que se jacta de haber evitado guerras durante su gobierno y un superviviente de dos atentados. La campaña del republicano hablaba constantemente de miedo y amenazas (reales y no tanto), y él se presentaba como el único capaz de hacerles frente. En momentos de incertidumbre, el «hombre fuerte» tiene más posibilidades de ser el escogido. Según una encuesta que evaluaba los atributos de los dos candidatos, Trump tenía la ventaja cuando se preguntaba quién era el líder más fuerte y decisivo y cuál podía realmente hacer las cosas que se proponía.
8. Silicon Valley vira a la derecha. Siempre ha habido endorsements empresariales, pero nunca antes un magnate había hecho campaña como la ha hecho Elon Musk. Difícil cuantificar, al menos por ahora, el efecto que ha tenido su participación, aunque sus donaciones, su constante fogueo en X, sus campañas de desinformación segmentadas y su gestión de la maquinaria de movilización en estados clave como Pennsylvania parecen haber ayudado. Nunca antes tantos magnates tecnológicos se habían posicionado con los republicanos: la decisión de Jeff Bezos de impedir a The Washington Post pronunciarse y el apoyo de David Sacks (PayPal) para los eventos de recolección de fondos, seguramente, han tenido un impacto muy significativo en la campaña que, también, al igual que el de Musk, se irá viendo con el tiempo. Es probable que, durante esta legislatura, Trump intente consolidar el avance.
9. Una candidata sin tiempo. La renuncia del presidente Biden llegó el 21 de julio y Kamala Harris tuvo poco más de cuatro meses para instalar su candidatura. Pese a los esfuerzos del establishment demócrata, la «ola» no ha sido suficiente contra un Donald Trump en sus máximos de popularidad. El partido tampoco ha tenido tiempo ideograma para hacer unas primarias de las que saliera un candidato/a que pudiera reflejar la idea de cambio y se pudiera separar mejor de la gestión de Biden de manera más efectiva.
10. Las encuestas: mejor, pero todavía lejos. Tras subestimar fuertemente a Trump en 2016 y 2020, esta vez las encuestas previeron mejor su votación, aunque han seguido quedándose algo cortas. Una de las causas puede ser la autocensura de los jóvenes. Quien no acertó en esta ocasión fue el académico Allan Lichtman, que había pronosticado una victoria de Harris, tomando en cuenta 13 factores históricos, y ha sido cuestionado por Nate Silver, que, con su modelo de predicción, daba un empate técnico. La que ha fallado completamente ha sido la encuestadora de Iowa, que transmitía esperanzas a favor de Harris en los últimos días de la campaña.
11. Un nuevo Estados Unidos. El realineamiento de fuerzas es, quizá, una de las claves más sorpresivas de esta elección. Florida, que hace algunos años era considerado un swing state por excelencia, ahora es percibido con claridad como un «estado rojo». Además, Trump ha obtenido avances considerables en estados más progresistas, como Nueva York o Illinois, y en grandes ciudades de estados reñidos, como Detroit y Milwaukee. También ha mejorado su votación entre los votantes no blancos: en 2020 recibió el apoyo de un 20% de estos electores y ahora ha conseguido un 32%. Los demócratas, por su parte, han mejorado resultados de voto entre los blancos, al pasar de un 41% a un 43%.
12. Lo que viene. Los republicanos han conseguido el control del Senado y tienen también opciones de ganar la mayoría de la Cámara de Representantes. Además, Trump lidera el voto popular, por lo que comenzará su nuevo mandato con incluso mayor legitimidad que la primera vez. Es probable que todos estos factores le animen a sacar adelante algunas de las iniciativas más controvertidas del Proyecto 2025. JD Vance, quien será su vicepresidente, es uno de los principales impulsores de este plan y podrían dedicar los próximos cuatro años para posicionarle como el sucesor del movimiento MAGA. Por otro lado, los demócratas quedan muy debilitados tras estos comicios. Tienen por delante un largo camino de reconstrucción, reconciliación y reagrupamiento con sus bases, para intentar consolidar un proyecto ganador que intente, una vez más, frenar al trumpismo.
Originalmente publicado en el diario El País de España y reproducido en el diario Clarín de Argentina