El líder de un grupo de la pandilla MS-13 en Nueva York se declaró culpable el miércoles de crimen organizado y cargos de armas en un caso que involucra ocho homicidios.
Entre las muertes en 2016 se incluyen de dos alumnas de secundaria que fueron secuestradas y asesinadas a golpes mientras paseaban por su vecindario suburbano en Long Island.
Alexi Saenz hizo la declaración de culpabilidad en el tribunal federal de Central Islip. Previamente, los fiscales retiraron un intento de buscar la pena de muerte en el caso.
A Saenz se le acusó de ordenar los asesinatos de Kayla Cuevas, de 16 años, y Nisa Mickens, de 15, amigas de toda la vida y compañeras de clase en la escuela secundaria Brentwood, que fueron asesinadas con un machete y un bate de béisbol.
Las muertes de las estudiantes centraron la atención del país en la violencia ejercida por la pandilla MS-13 durante el gobierno del expresidente Donald Trump.
El republicano pidió la pena de muerte para Saenz y otros arrestados por los asesinatos y culpó de la violencia y el crecimiento de las pandillas a las laxas políticas de inmigración mientras hacía varias visitas a Long Island. La madre de Cuevas, Evelyn Rodriguez, fue una de las invitadas al discurso de Trump sobre el Estado de la Unión de 2018.
Las muertes de las menores hicieron surgir preguntas sobre si la policía había sido lo suficientemente agresiva para confrontar lo que en ese momento era una seria amenaza de las pandillas desarrollándose dentro de zonas escolares.
Durante meses en 2016, niños y jóvenes hispanos desaparecieron en Brentwood, una comunidad de clase trabajadora ubicada a 64 kilómetros (40 millas) al este de la ciudad de Nueva York.
Luego del asesinato de Cuevas y Mickens, la policía encontró los cadáveres de otros tres menores de edad en Brentwood, de 15, 18 y 19 años, que habían sido reportados como desaparecidos meses antes.
La policía y los agentes federales arrestaron a decenas de presuntos miembros de la pandilla MS-13, o Mara Salvatrucha, una organización criminal transnacional que se cree fue fundada como una pandilla callejera en un vecindario de Los Ángeles a mediados de la década de 1980 por personas que huían de la guerra civil en El Salvador.
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