Los periodistas ayudan a una anciana que recibió un disparo en el pie, en Puerto Príncipe, Haití, el 9 de marzo de 2024. (Foto de Clarens SIFFROY / AFP)
Hospitales bajo ataque, escasez de alimentos, infraestructuras bloqueadas: la capital de Haití, Puerto Príncipe, sufría el sábado una situación humanitaria cada vez más precaria el día después de una nueva jornada de enfrentamientos entre la policía y las pandillas.
“Los habitantes de la capital viven confinados, no tienen a dónde ir”, alertó el sábado Philippe Branchat, jefe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al describir una “ciudad en estado de sitio”.
“Las personas que huyen no logran contactar a los miembros de su familia o a sus amigos que están en el resto del país para poder encontrar refugio. La capital está rodeada de pandillas armadas y peligrosas”, afirmó.
Las bandas criminales, que controlan vastas áreas de la capital así como las vías de acceso que conducen al resto del territorio, llevan varios días atacando comisarías, prisiones y tribunales.
Las pandillas y una parte de la población exigen la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, que está fuera del país.
Según los últimos reportes, Henry está en Puerto Rico luego de su llegada tras un viaje al extranjero.
Ante la violencia, decenas de habitantes tomaron el sábado los locales de una oficina de la administración pública en Puerto Príncipe, con la esperanza de encontrar allí refugio, según un corresponsal de la AFP.
El día anterior, hombres armados atacaron el palacio nacional de la Presidencia y la comisaría de Puerto Príncipe, confirmó a la AFP el coordinador general del sindicato de la policía haitiana (Synapoha). Varios atacantes resultaron muertos, según la misma fuente.
Inseguridad
“La inseguridad está por extenderse a escala nacional: hay violencia en Artibonite (región al noroeste de la capital, ndlr), bloqueos en Cap Haitien (norte), y escasez de combustibles en el sur”, destacó Branchat.
Según la OIM, 362.000 personas -de las cuales más de la mitad son niños- están actualmente desplazados en Haití, cifra que ha subido un 15% desde el inicio del año.
El gobierno de Haití decretó el estado de emergencia en el departamento del Oeste que incluye a Puerto Príncipe, así como un toque de queda nocturno de difícil aplicación por las fuerzas del orden que ya se ven desbordadas
Fabiola Sanon, residente de la capital, narró a la AFP cómo su marido James, de 32 años, fue asesinado durante los recientes ataques.
“James nunca estuvo en problemas con nadie. Es un simple vendedor de cigarrillos”, dijo la mujer luego de hallarlo “tirado en la calle”.
Frente al estallido de violencia, la Comunidad del Caribe (Caricom) invitó a representantes de Estados Unidos, Francia, Canadá y de la ONU a una reunión el lunes en Jamaica.
Las administraciones de centros escolares permanecen cerradas mientras que ni el aeropuerto ni el puerto prestan ya sus servicios.
La atención en centros de salud está seriamente afectada con “hospitales que han sido atacados por pandillas y que han debido evacuar al personal sanitario y a los pacientes, incluidos los recién nacidos”, según la OIM.
El director general de la Autoridad Portuaria Nacional (APN), Jocelin Villier, denunció saqueos en el puerto.
Hambre
La oenegé Mercy Corps alertó de los riesgos para el aprovisionamiento de alimentos de la población del país más pobre de América.
“Con el cierre del aeropuerto internacional, la poca ayuda que recibe Haití en la actualidad podría no volver a llegar”, previno el organismo el jueves. Y “si no se puede volver a acceder a esos contenedores, Haití pronto tendrá hambre”.
“Si la parálisis de la zona metropolitana de Puerto Príncipe continúa en las próximas semanas, cerca de 3.000 mujeres embarazadas corren el riesgo de no poder acceder a los cuidados de salud esenciales”, alertaron varios representantes de la ONU en un comunicado.
Según ellos, “unas 450 de ellas podrían sufrir complicaciones obstétricas potencialmente mortales sin asistencia médica calificada”.
“Muchas mujeres y jóvenes en Haití son víctimas de la violencia de las pandillas armadas”, comentó la coordinadora humanitaria de la ONU en el país, Urika Richardson, y añadió que Naciones Unidas se “compromete a seguir entregándoles” asistencia.
AFP