La voluntad de cambio en el pueblo venezolano es un torrente imparable, una fuerza que surge en cada rincón. Se insinúa en la palabra anónima, en los números fríos de las encuestas. Ese impulso contenido, ese anhelo que palpita en el corazón de cada ciudadano, encontrará su cauce natural en el voto popular. Ese día, el día de la elección, será el día en que el pueblo venezolano moldee sus sueños, exprese sus angustias y dé rienda suelta a sus anhelos democráticos. El cambio no tiene rostro, no tiene nombre propio. Es una corriente que fluye libremente, que no está atada a ningún líder, a ningún partido político. Es una fuerza que trasciende las fronteras individuales, que se alimenta del deseo colectivo de un mejor futuro. El cambio va con quien sea capaz de encarnar las aspiraciones del pueblo, de representar sus anhelos de libertad, justicia y prosperidad. El cambio solo exige un liderazgo responsable. En estos tiempos turbulentos, en medio de la incertidumbre y la adversidad, el pueblo venezolano se aferra a la esperanza de un mañana mejor. Y es esa esperanza la que impulsa el cambio, la que alimenta la llama de la democracia en el corazón de cada ciudadano. Porque el cambio no es solo un destino a alcanzar, sino un proceso en constante evolución, una lucha continua por un futuro más luminoso y prometedor.
El latido del cambio en Venezuela
Si las urnas se abrieran mañana, un sondeo de Datincorp revela que el 55% de los votantes se inclinaría hacia María Corina Machado. Este resultado, paradójicamente, abre la puerta a dos interpretaciones: o bien la señora Machado ha experimentado un descenso notable en su popularidad, o bien las afirmaciones de Carlos Blanco y otros voceros del mariacorinismo sobre su respaldo mayoritario, que superaría el 80%, no son del todo verídicas. Asimismo, en caso de una elección inmediata, el 53% respaldaría a cualquier candidato de la oposición, no importa el nombre. Este dato refleja la ferviente voluntad de cambio arraigada en el país, tan profunda que, aunque exista una preferencia actual por la candidatura de la señora Machado, la población está dispuesta a apoyar a cualquier otro candidato unitario. Al respecto, Francisco Suniaga, mariacorino de nuevo cuño, en un acto de sensatez, escribió: “María Corina debe interpretar que el 53% votaría por un candidato unitario llámese como se llame y el 70% aconseja que apoye a otro candidato si continúa inhabilitada”. Posición opuesta a la de Carlos Blanco, mariacorino histórico, quien enfatiza con vehemencia que: “María Corina es la candidata de las fuerzas democráticas. Todo otro candidato es un candidato de Maduro, todo otro candidato es un candidato de Maduro”. Como siempre interesa saber los criterios empleados en los estudios de opinión, útiles para conocer el terreno que se pisa, la encuesta de Jesús Seguías, que comentamos en sentido general, tiene 1.200 muestras, 2, 83% de error muestral, 95% de nivel de confianza, el campo fue el 25 de febrero y el Dominio Geográfico es como sigue Dominio Urbano A-B 16,18%, Dominio Urbano C 48,7%, Dominio Urbano D-E 32,52%, Semi – Rural 2,6%. Saque usted sus conclusiones.
Sustituto por encuestas
Como ya se adelantó, en el caso de que María Corina Machado no pueda presentarse definitivamente como candidata presidencial en las próximas elecciones, el 70% de los encuestados aconseja buscar a otra persona que sí esté habilitada para asumir esa responsabilidad. Además, solo el 24% estaría de acuerdo con que María Corina Machado tome la decisión personalmente. Unos datos que presagian tempestad al evidenciar que: la mayoría de la gente asume que la señora Machado no podrá ser candidata, la voluntad de cambio impera en la sociedad venezolana y solo una minoría está dispuesta a aceptar la voluntad de la señora Machado imponiendo el candidato. Si todos los líderes opositores, incluida la señora Machado, decidieran elegir a un candidato habilitado para participar, el 55% cree que el mejor método para seleccionarlo en un corto período serían las encuestas en las que opinen todos los venezolanos. Este dato desacredita la idea de que la señora Machado pueda imponer un candidato a dedo y muestra el rechazo a la idea de un cogollo político partidista, como la PU o cualquier otro, para elegir al candidato.
En el mundo de las emociones
El otro aspecto, el 21% de los encuestados no siente ninguna emoción cuando se menciona a Hugo Chávez. Sin embargo, esta cifra varía notablemente según el estrato social, ya que en los sectores D y E, produce alegría en el 29% y 39% en el sector semirural, lo cual supone un cambio sustancial que no debe pasarse por alto. Por otro lado, el 42% de los encuestados siente alegría al mencionar el nombre de María Corina Machado, una emoción que disminuye al 33% en los sectores D y E, donde un 35% no siente ninguna emoción. No obstante, en el sector semirural aumenta al 48%. Se evidencian sentimientos encontrados según el estrato social. En contraste, el 55% de los encuestados siente rabia (23%), vergüenza (17%) o desprecio (15%) cuando se menciona a Nicolás Maduro. En los sectores D y E, apenas un 11% siente alegría, y un 23% no experimenta emoción alguna. Estos datos confirman que el rechazo hacia Maduro es generalizado y que “solo la abstención lo salva” y eso lo sabe la gente.